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En el centro de la capital bávara está el Kunstareal —distrito del arte—, conocido así por su gran concentración de museos. De entre ellos, destaca la tríada formada por la Alte Pinakothek —Antigua Pinacoteca, con pinturas desde la edad media hasta la ilustración—, la Neue Pinakothek —Nueva Pinacoteca, que cubre los siglos XVIII y XIX— y la Pinakothek der Moderne —Pinacoteca de los Modernos, que va de 1905 a la actualidad—. Ésta última ocupa un edificio prismático y aislado que algunos muniqueses llaman con sorna «La caja de cartón». Más allá de consideraciones estéticas, las antipatías que despierta pueden deberse al distanciamiento del gran público respecto al arte contemporáneo pero, sobre todo, se explican por la mala prensa que tuvo el edificio antes de abrir sus puertas. En efecto, las complicaciones burocráticas hicieron que las obras se alargaran hasta los diez años y que el presupuesto inicial se viera bastante incrementado. Con estos antecedentes, no era fácil de explicar que en 2012, tan solo nueve años después de su inauguración, fuera necesario cerrar el equipamiento al público para someterlo a una reforma.Objeto de la intervención
La situación era lo bastante delicada para que las autoridades municipales y estatales vieran oportuno ofrecer al público una alternativa mientras la Pinakothek der Moderne estuviera cerrada. Por este motivo, destinaron casi un millón de euros a la construcción de un espacio provisional que se conocería con el nombre de «Schaustelle» —lugar de muestras— y que, entre febrero y septiembre de 2013, debía dar cabida a actividades relacionadas con los contenidos del museo. Pero, además, la provisionalidad de la propuesta ofrecía una buena excusa para explorar nuevos formatos expositivos y, sobre todo, para acercar la pinacoteca a la gente. Al fin y al cabo, se trataba de sacar el museo de su marco institucional y hacerlo salir a la calle.Descripción
El «Schaustelle» es un gran andamio instalado frente a la fachada sur de la Pinakothek der Moderne. La conforma una retícula tridimensional de módulos prismáticos hechos con barras metálicas ortogonales e inclinadas. El hecho de estar triangulados evita que los módulos se deformen y permite que algunos de ellos estén dispuestos en voladizo. De planta rectangular, el andamio mide unos cuarenta metros de largo por casi quince de ancho y tiene una altura total de cerca de veinte metros. En la planta baja, revestida con una fachada de paneles translúcidos donde figura el nombre del espacio en grandes letras mayúsculas, hay una sala polivalente a doble altura. Tiene una superficie de unos doscientos ochenta metros cuadrados y sirve como espacio expositivo o para celebrar actuaciones, talleres y encuentros. Dos escaleras adosadas a sus laterales suben hasta la cubierta de la sala, donde hay una terraza amplia, situada en el centro del andamio y envuelta por un bosque nebuloso de barras que van en todas direcciones. Desde ahí, una secuencia de pasarelas y escaleras aún sube por el andamio hasta un mirador situado en la cima.Valoración
A través de un elemento tan propio de las obras como el andamio, el «Schaustelle» abrió un espacio temporal que compensaba el cierre por reformas de la Pinakothek der Moderne. Así, el sector de Kunstareal se salvó de una inactividad impuesta durante ocho meses y se dinamizó con una amplia gama de actividades que pretendían acercar a la gente a la experiencia del arte, la arquitectura y el diseño. Si la iniciativa sirvió para combatir el escepticismo hacia estas disciplinas fue gracias a una presencia excepcional y provisional que se atrevía a preguntarse cómo deben ser hoy en día el continente y los contenidos de un museo.David Bravo │ Traducción de Maria Llopis
[Última actualización: 18/06/2018]