Estado anterior
Durante décadas, el ejército italiano utilizó como base naval el Arsenale, unas atarazanas situadas en la isla de La Maddalena, en el archipiélago homónimo del norte de Cerdeña. A pesar de los estigmas que su carácter militar podía dejar sobre la conciencia colectiva, las instalaciones, que hasta el final de la guerra fría constituyeron un estratégico centro de operaciones del Mediterráneo, eran un importante motor económico para la comunidad local. Suponían el mantenimiento de más de ochocientos puestos de trabajo directos y de un gran número de oficios indirectamente relacionados con las actividades navales, como carpinteros, mecánicos, torneadores, electricistas o lampistas. Además, la hostelería y el comercio se beneficiaban muy considerablemente de la presencia de los militares. Al fin y al cabo, la influencia del Arsenale sobre la isla queda claramente reflejada con la presencia de la vecina Moneta, un asentamiento que se desarrolló paralelamente a la base naval y que hoy cuenta con más de la mitad de la población de La Maddalena.En 1992, el ejército italiano empezó a disminuir su presencia en la zona y, a partir de entonces, el Arsenale inició un paulatino proceso de desmantelamiento. Ello supuso un fuerte retroceso de buena parte de la economía del archipiélago. Cuando fueron definitivamente clausuradas, las instalaciones presentaban un elevado grado de polución, fruto de casi un siglo de acumulación de elementos contaminantes que iban desde los residuos de carbono hasta las fibras de amianto. También estaban gravemente afectadas las aguas de la dársena, donde la sedimentación continuada de componentes del fuel había reducido considerablemente el calado, impidiendo la entrada de grandes barcos. Los diferentes edificios de la base, que durante los tiempos de máxima actividad habían llegado a sumar una superficie de dieciocho mil metros cuadrados de oficinas y talleres, estaban en muy mal estado y muchos de ellos se habían convertido en depósitos informales de vehículos y embarcaciones abandonados.
Objeto de la intervención
En 2008, ante la perspectiva inminente de que al año siguiente el Arsenale fuera la sede de la cumbre del G8, el gobierno regional de Cerdeña promovió una rápida operación de reforma de las instalaciones. Más allá del acontecimiento, que finalmente no tuvo lugar en La Maddalena, la intervención quería aprovechar la oportunidad para fundar un nuevo centro en el barrio de Moneta, capaz de superar las connotaciones de la antigua base militar y de desencadenar la reactivación económica de la isla. Entendida como parte de una visión holística que perseguía la recuperación del archipiélago, la renovación de L’Arsenale debía establecer un modelo para otras áreas de Cerdeña. En contraposición a la salvaje explotación de muchos tramos de la costa sarda, el espacio recuperado debía constituir un polo de atracción de un turismo responsable y respetuoso con el medio ambiente. La excepcional belleza del contexto natural imponía la necesidad de construir tan poco como fuera posible y de aprovechar al máximo las preexistencias.Descripción
Como resultado de un proceso de diseño y de construcción que, con sorprendente celeridad, solo duró dieciocho meses, la reforma del Arsenale actuó sobre un área de 155.000 metros cuadrados. El nuevo conjunto se estructura alrededor de un puerto de 128.000 metros cuadrados, con capacidad para acoger setecientas embarcaciones. Sus muelles, que tienen un perímetro total de casi dos kilómetros, han hecho retroceder los edificios que entorpecían el paso para ser completamente accesibles al público y se organizan alrededor de la dársena otorgándole el papel central que tendría una plaza. Sobre este gran puerto, entendido como un espacio público que contiene cerca de treinta mil metros cuadrados de zonas verdes, se ha erigido un nuevo centro de conferencias de más de dos mil metros cuadrados y un hotel. Otras estructuras preexistentes se han reconvertido para acoger usos comerciales y eventos náuticos.La operación ha supuesto el tratamiento de 62.000 toneladas de hierro, aceites y tierras contaminadas con parafina. Se han recogido 380 toneladas de fibras de amianto y se han extraído 70.000 metros cúbicos de sedimentos para dragar la dársena. Tanto los edificios de nueva planta como los que han sido reformados cuentan con sistemas de intercambio de calor que usan el agua del mar para reducir la energía consumida por la climatización. También están equipados con paneles solares que colaboran en la producción de agua caliente sanitaria, con placas fotovoltaicas y con cubiertas ajardinadas que atenúan la insolación y las pérdidas térmicas. El agua de lluvia que cae sobre todo el conjunto es recogida y reciclada para diferentes usos, como el riego de los jardines. Estos, que se han plantado con vegetación autóctona, se riegan con sistemas que minimizan el consumo de agua.
Valoración
Fruto de la proeza de haber sido ejecutada en solo diez meses, la reforma del Arsenale ha logrado cambiar la imagen pública de La Maddalena, que se ha convertido en un concurrido lugar de encuentro que tan pronto acoge escenas cotidianas como eventos multitudinarios. La operación ha fundado un espacio público que no solo es relevante por su escala, sino también por su carga dentro de la memoria colectiva. Ahora funciona como un atractivo polo de actividades náuticas que vigoriza el turismo y, con él, la economía de la isla. Y todo ello ha sido posible a través de una intervención mesurada que, lejos de depredar un paraje natural o de apostar por una política de tabula rasa, ha aceptado unas incómodas preexistencias como punto de partida.David Bravo │ Traducción de Maria Llopis
[Última actualización: 18/06/2018]
