El criminólogo inglés habla sobre las medidas de seguridad en el espacio público, las cuales cree necesarias. Alerta, sin embargo, de que interponen barreras entre diferentes tipos de personas y que pueden, incluso, empobrecer la experiencia urbana.
Espacios Compartidos pudo conversar con Pete Fussey en mayo de 2013, cuando el sociólogo urbano visitó el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) para participar en una mesa redonda titulada «El estado de la vigilancia: gran hermano, hermana pequeña y Tío Sam» y enmarcada dentro de las jornadas «El Estado de la vigilancia: Tecnología y control social en la ciudad inteligente».En la entrevista, Fussey explica que Londres ―ciudad donde vive― es a menudo conocida por ser «la ciudad más intensamente vigilada del mundo». Según él, «las medidas de seguridad en el espacio público tienen una función obvia y necesaria en ciertas circunstancias», aunque «existen, sobre todo, para interponer barreras entre diferentes tipos de personas».
El criminólogo sostiene, incluso, que estas medidas «a menudo empobrecen la experiencia urbana», porque la sorpresa, los imprevistos y la mezcla de diferentes tipos de personas son «un gran signo de vitalidad» de las ciudades.
En este sentido, describe el Victoria Park, en East London, como su espacio público preferido. El parque, concebido hace ciento treinta años conforme a «nociones progresistas de la ciudad», es «un lugar de vitalidad y en transición» porque «se mezclan en él gentes de orígenes y condiciones sociales diferentes».