Estado anterior
La banlieue parisina es, quizás, uno de los escenarios donde se hace más patente que las proclamas del urbanismo moderno han quedado en entredicho. Mientras los barrios decimonónicos del centro compacto se encarecen porque son deseados, los sectores más desfavorecidos de la sociedad se amontonan en los bloques y las torres de las periferias más recientes. Erigidas bajo la promesa de democratizar el acceso a la vegetación, el aire puro y la luz del sol, en realidad, estas arquitecturas exentas flotan en un espacio público demasiado extenso y, por lo tanto, inhóspito, inseguro y difícil de mantener.Colombes, ocho kilómetros al noroeste de la torre Eiffel, no es una excepción de esta quiebra. Su paisaje urbano refleja la lacra de la exclusión social, el fracaso escolar, el paro rampante, la xenofobia o la criminalidad. Al mismo tiempo, sin embargo, este municipio de más de ochenta mil habitantes disfruta de una vida asociativa vibrante y solidaria. A través de una red de más de 450 organizaciones locales, la sociedad civil combate la marginalidad con una tenacidad y un grado de implicación que no es fácil de encontrar en los barrios céntricos de la capital francesa.
Objeto de la intervención
En 2011, varios de estos colectivos se organizaron para desarrollar en diferentes espacios vacíos cedidos por el Ayuntamiento de Colombes la estrategia «R-Urban». La iniciativa, que recibió de la Unión Europea una subvención de un millón y medio de euros a través del programa LIFE para la gobernanza medioambiental, proponía la creación de tres equipamientos comunales autogestionados y centrados en la transformación social, económica y ecológica del vecindario. Uno de ellos, bautizado como «Agrocité», debía dedicarse a la producción de cultivos ecológicos; el otro, con el nombre de «Recyclab», se centraría en el reciclaje de materiales para la construcción sostenible; el tercero, titulado «Ecohab», serviría para construir viviendas accesibles en procesos respetuosos con el medio ambiente.Descripción
En el año 2014, una vez terminada la primera fase de la estrategia «R-Urban», se habían puesto en marcha dos de los tres equipamientos previstos: «Agrocité» y «Recyclab». El primero es un nodo agrícola que ocupa una parcela municipal de 3.000 metros cuadrados en el corazón de un polígono residencial. La mayor parte del espacio está dedicada a un huerto comunal que se plantó tras descontaminar el suelo por medio de la biorremediación —utilización de agentes biológicos para absorber contaminantes—. La «Agrocité» consta de dispositivos experimentales que combinan la acuicultura —cultivo de especies vegetales acuáticas— con la hidroponía —cultivo de especies vegetales terrestres que extraen nutrientes del agua sin necesidad de ningún tipo de suelo—. Además, una planta de compostaje de la basura procedente de los parques municipales aporta setenta y cinco toneladas anuales de biomasa a un dispositivo de producción de calor para calefacción.La «Agrocité» también cuenta con un pabellón de madera con aulas didácticas, una cafetería, una tienda cooperativa de consumo responsable, un pequeño mercado de hortalizas, un invernadero y una granja con colmenas para la apicultura. Por su parte, el «Recyclab» es un pabellón de 400 metros cuadrados, también de madera, que contiene almacenes para acumular materiales reciclados y talleres donde se transforman en elementos constructivos. Se calcula que cada año recicla y reutiliza unas cien toneladas de escombros recogidos en sus alrededores. El pabellón también acoge salas de coworking para diseñadores y artesanos locales donde se celebran talleres de reparación, de diseño colaborativo y de autoconstrucción asistida abiertos al vecindario. Ambos edificios son reversibles porque se han construido con un permiso de ocupación temporal del suelo. Por ello están hechos con componentes reutilizados y fáciles de desmantelar, como contenedores, carpinterías y paneles de encofrado. Cuentan con sistemas de recogida de aguas pluviales y de placas fotovoltaicas para su consumo eléctrico.
Valoración
Desgraciadamente, el carácter efímero del complejo, que sirvió para justificar la ocupación de espacios públicos no edificables, es ahora su talón de Aquiles. Parece ser que el nuevo gobierno surgido de las elecciones municipales no ve con buenos ojos el proyecto y, antes de que se pueda completar la red «R-Urban» con la construcción del tercer nodo, el «Ecohab», se ha previsto el desmantelamiento de la «Agrocité», que debe convertirse en un aparcamiento municipal. Algunos vecinos han convocado manifestaciones y una recogida de firmas para oponerse a esta decisión. Mientras tanto, la arquitectura cálida y con escala humana de los pabellones que han podido ver la luz contrasta con el gris pesado de su trasfondo. Su presencia y el verdor de los huertos comunales contribuyen a llenar de vida y fertilidad dos huecos antes baldíos.Pero la mejora que justifica la presencia del complejo en el paisaje de Colombes no recae solo en la transformación física del tejido urbano, sino, sobre todo, en la activación de su tejido social. Aparte de la veintena de puestos de trabajo que su funcionamiento cotidiano ha aportado al municipio, el medio millar largo de vecinos que participan cada año en los talleres, las charlas y las asambleas de este centro productivo y autogestionado salen de la frustración y el aislamiento para formar parte de un proyecto común. Más allá de adquirir habilidades individuales, capacidades para trabajar en equipo y conciencia social y ecológica, los residentes se convierten en ciudadanos que participan en la coproducción de su propio barrio. Por suerte, a la espera de saber si el complejo pervivirá, otros municipios del área metropolitana de París, como Bagneux, Gennevilliers o Montreuil, han manifestado su interés por acoger más nodos de la red «R-Urban». A este efecto, se está creando la R-Urban Cooperative Society of Collective Interest, una plataforma de asociaciones coordinadas que desean extender la red y su modelo de gobernanza inspirado en la autogestión y la solidaridad.
David Bravo │ Traducción de Maria Llopis
[Última actualización: 18/06/2018]