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Altach es una pequeña ciudad situada en el estado de Vorarlberg, donde, a pesar de que el 78% de la población se declara católica, existe la mayor concentración de musulmanes de toda Austria. En las últimas décadas, la inmigración ha multiplicado el número de practicantes del Islam residentes en un país que se ha significado en la Europa occidental desde 1979, cuando la comunidad islámica fue reconocida como corporación de derecho público y se garantizó la libertad religiosa de creyentes de origen turco, bosnio, afgano, kurdo, checheno, iraní, árabe o paquistaní. Sin embargo, hasta 2012, Austria contaba con un solo cementerio islámico. Además, rituales como la ablución, la inhumación sin cofre o la oración colectiva en el porche conocido como Musallah hacen que el entierro islámico requiera de instalaciones muy específicas. Altach, sin embargo, estaba en disposición de satisfacer esa necesidad.Objeto de la intervención
En 2004, varias comunidades de inmigrantes musulmanes residentes en la región se organizaron con la voluntad de ofrecer a sus difuntos un lugar donde pudieran ser enterrados bajo el rito islámico dentro de su tierra de acogida. El proyecto del primer cementerio del estado de Vorarlberg se definió en un proceso que duró nueve años y que logró reunir más de dos millones de euros. Contó con el apoyo del Ayuntamiento de Altach y participaron en él figuras prominentes de la comunidad islámica, así como expertos consultados en materia religiosa.Descripción
El nuevo cementerio ocupa una parcela suburbana de más de ocho mil metros cuadrados situada en la periferia suroriental de Altach. Se organiza sobre seis crujías de muros paralelos que, siempre orientadas hacia La Meca, se escalonan para alinearse con la carretera de acceso. Cinco de ellas son bancales descubiertos donde se entierran a los fallecidos, mientras que la más occidental está cubierta para dar cobijo a los espacios rituales de ablución, congregación y oración. La fachada de acceso, que cierra el patio y la Musallah, tiene una celosía de roble que conjuga la tradición maderera local con la geometría abstracta propia del arte islámico. Es obra de un artista musulmán nacido en Sarajevo, que también se encargó de diseñar la Mihrab, la hornacina instalada en el espacio de oración individual para señalar la Qibla o dirección hacia La Meca.Valoración
Si no es evidente el europeísmo del cementerio, tampoco lo es su calidad de espacio público urbano. En cualquier caso, dudar de su condición pública desde la exigencia de laicidad sería injusto ante la profusión de campanarios en nuestras plazas. Por otra parte, la urbanidad del equipamiento se hace patente si se reconoce su capacidad de satisfacer la demanda de una minoría muy considerable en la región. Pero, lo más difícil de todo es excluirlo de la idea de Europa. No solo porque el Islam ha estado bien presente en la historia del continente, sino también—y sobre todo— porque cada vez son más los europeos que, con orígenes muy diversos, contribuyen a hacer de la pluralidad una de las mayores riquezas de Europa.David Bravo │ Traducción de Maria Llopis
[Última actualización: 18/06/2018]