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La Serra Grossa es una formación montañosa al noreste de Alicante que emerge a ras de mar dejando el espacio justo para permitir el paso del ferrocarril y de una carretera. Una antigua cantera esculpió en su vertiente marina un paisaje imponente de planos verticales de roca cortada. La explotación transformó la topografía natural del lugar hasta abrir en él una superficie horizontal que, a partir de 1875, sirvió para acoger una refinería conocida como «La Británica». Las instalaciones, que con el tiempo llegarían a abastecer más de la mitad del petróleo consumido en España, se fueron extendiendo por la montaña dejando una chimenea, varias naves industriales, dos depósitos de combustible y un gran muro de contención.Pero fue durante los años convulsos de la Guerra Civil española, que hicieron del carburante un recurso estratégico de primera necesidad, cuando «La Británica» experimentó un crecimiento más remarcable. Sometido a un estricto racionamiento y una intensa vigilancia, el carburante se empezó a almacenar dentro de un vasto sistema de galerías y depósitos subterráneos que destriparon silenciosamente la Serra Grossa. Las instalaciones funcionaron a pleno rendimiento hasta 1966, cuando la construcción de nuevos depósitos en el puerto de Alicante provocó su cierre. Las entradas al almacén subterráneo fueron selladas y las galerías y los depósitos cayeron en el olvido.
Objeto de la intervención
Con el cambio de milenio, la Generalitat Valenciana se planteó ampliar la red metropolitana de ferrocarril extendiendo la Línea 1 para servir las playas del norte y conectar Alicante con Benidorm. La extensión tenía que pasar por la franja que separa la Serra Grossa del mar y debía tener una parada ante la antigua refinería de «La Británica». Así, la nueva parada constituía una oportunidad para urbanizar la superficie que se extiende al pie de las paredes de roca cortada, ante la entrada del almacén subterráneo, y rescatar del abandono y el olvido ese paisaje emblemático.Descripción
La nueva parada de la Línea 1 consta de dos marquesinas metálicas instaladas sobre una explanada pavimentada con losas de hormigón. La explanada, que es fruto del derribo de uno de los dos depósitos exteriores de la antigua refinería, tiene el frente sureste abierto hacia el mar. El resto de su perímetro, por el contrario, queda rotundamente delimitado por dos paredes de roca cortada y por una nueva plataforma escuadrada que se eleva para conformar un mirador con vistas sobre el mar. Por la noche, las paredes de roca cortada se iluminan con luz rasante. El pavimento de la explanada se prolonga hacia el norte, cubriendo el espacio que separa las vías de la montaña, y da acceso a la entrada sellada del almacén subterráneo. También se prolonga hacia el sur y cae formando una grieta entre la plataforma elevada y las vías del tranvía. Aquí hay unas escaleras que bajan hasta un paso inferior que cruza las vías y llega a la carretera.Valoración
El interés que ya de por sí supone la ampliación de una red de transporte ha sido amplificado por los beneficios de una intervención paisajística que ha servido para dar acceso y visibilidad a un lugar emblemático que había caído en el abandono y el olvido. La intervención ha llevado a cabo operaciones de limpieza que, como el derribo del depósito exterior, no han estado exentas de una cierta controversia. Sin embargo, estas operaciones han consolidado la extraña belleza del paisaje conformado por las paredes de roca cortada y han constituido la base para que algún día las galerías y los depósitos del almacén subterráneo puedan ser abiertos al público.David Bravo
Traducción de Maria Llopis
[Última actualización: 18/06/2018]