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La estación de Eichbaum pertenece a la línea U18 del metro interurbano que sirve el área metropolitana del Ruhr. Construida en los años setenta a medio camino entre las ciudades de Mülheim y Essen, está situada en un contexto muy poco urbano, definido por un intersticio del nudo viario que conecta las autopistas A40 y B1. Si hace cuarenta años era un símbolo de modernidad, hoy es un foco de vandalismo e inseguridad que representa un modelo fallido de ciudad dispersa. Incluso de día, los accesos y los túneles que conducen a los andenes son oscuros e inhóspitos. Hace mucho tiempo que la autoridad local que gestiona el transporte público intenta sin éxito mejorar la seguridad de la estación instalando rejas y cámaras de videovigilancia y hacerla más acogedora repintando los muros de los pasillos cuando se llenan de graffitis.Objeto de la intervención
A finales del año 2006, un colectivo formado por urbanistas y arquitectos dedicados a la dinamización de espacios públicos descuidados por la administración se planteó la posibilidad utópica de convertir temporalmente la estación de Eichbaum en un teatro de ópera. Se trataba de darle un uso insólito que la transformara en un lugar reconocible capaz de despertar un sentimiento de afinidad entre los usuarios habituales y los residentes locales. La iniciativa logró involucrar en el proyecto a los teatros más relevantes de la región, el Ringlokschuppen de Mülheim, el Schauspiel de Essen y el Musiktheater im Revier de Gelsenkirchen.Descripción
El nivel superior de la estación acoge la Opernbauhütte, un pabellón constituido por contenedores de camión reciclados y concebido como un objeto arquitectónico con la carga icónica suficiente para convertirse en un símbolo de transformación y renovación. Desde el primer año, funcionó como un taller, un laboratorio experimental en el que los residentes locales se encontraban con compositores, libretistas y técnicos para plasmar sus deseos, sus temores, sus sueños y sus recuerdos en obras musicales que debían representarse en la propia estación. No se trataba tanto de representar óperas clásicas en un lugar inusual como de proponer un nuevo estilo de ópera que se hiciera eco de las cualidades del lugar en que se concibe y se representa. A medida que la idea fue tomando cuerpo, la Opernbauhütte multiplicó sus usos y se convirtió en un espacio para acoger conferencias, una galería de arte, un bar cafetería y una sala de cine.Por último, en el verano de 2009 se instaló entre las vías de la estación una gradería temporal con un aforo de doscientas personas. Durante dos meses, las piezas musicales concebidas en la Opernbauhütte fueron representadas sin concesiones al ruido de fondo de las autopistas, el estrépito intermitente de los trenes o el ambiente inhóspito de la estación. Acabada la temporada operística, el pabellón permaneció en el lugar como testigo de la efímera y extraordinaria transformación de la estación.
Valoración
El declive y la inseguridad que sufre la estación de Eichbaum son problemas inmanentes a un modelo de ciudad poco densa y, por lo tanto, escasamente intensa. El carácter inhóspito e inseguro de los tejidos urbanos de baja densidad proviene en buena medida de su escasa concurrencia y de la baja proporción de contribuyentes por superficie de suelo público, que limita considerablemente la capacidad de invertir en su mantenimiento. A pesar de que, una vez implementado el modelo, es sumamente complejo remediar la falta de densidad, esta intervención demuestra que aún queda la posibilidad de resolver la falta de intensidad. Los usos y los sentidos de espacios insulsos y decadentes se intensifican sensiblemente a través de la celebración de eventos colectivos como el ciclo operístico de la estación de Eichbaum.David Bravo │ Traducción de Maria Llopis
[Última actualización: 29/03/2023]