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Robbiano es uno de los cuatro frazzioni [pequeños núcleos urbanos] que forman el término municipal de Giussano, situado 25 kilómetros al norte de Milán, en la región de la Lombardía. Su morfología urbana consta de un núcleo histórico consolidado y diferenciado de un nuevo crecimiento urbano periférico vinculado a la escala territorial, algo bastante habitual en la zona.En el centro del pueblo, la iglesia de San Quirico y la de Giulitta, separadas por una calle de tan solo 6 metros de anchura, presidían un espacio público de carácter ambiguo, formado por un ensanchamiento de la Via Battisti, sin una identidad específica y mal relacionado con el resto del tejido urbano.
Objeto de la intervención
Con una mínima intervención promovida por el Ayuntamiento de Giussano, el proyecto pretendía convertir este espacio en un lugar con significado, merecedor de ser considerado la plaza del pueblo. La fuerte presencia de las dos iglesias, erigidas una junto a la otra, daba pie a tratarlo con cierta dualidad como un espacio vestibular de acceso a los templos. Por otro lado, había que resolver la diferencia de nivel topográfico entre la Via Battisti y las dos iglesias, que se encuentran casi 3 metros por encima de aquella.Descripción
La intervención, que urbaniza los 2.500 metros cuadrados que ocupa la nueva plaza, consiste en la sutil disposición de dos alfombras regulares, una delante de cada iglesia, que flotan sobre un fondo gris homogéneo de losas de granito. Las alfombras se configuran con el cambio de material del pavimento y, por sus valencias cromáticas, son estrictamente opuestas. La alfombra que hay delante de la iglesia de Giulitta es negra, mientras que la que hay delante de la iglesia de San Quirico es blanca.La alfombra negra, pavimentada con piedra basáltica, es más pequeña y recogida. Se extiende al mismo nivel que la entrada a la iglesia de Giulitta e incluye dos bancos formados por dos grandes bloques de basalto que la separan de una lámina de agua con un surtidor. Sin necesidad de barandas, la lámina de agua cae formando una pequeña cascada a un nivel inferior, donde encontramos un ciruelo y un banco de hormigón en un espacio tratado como un pequeño recinto para la meditación. La piedra negra del pavimento está formada por piezas antideslizantes con bajorrelieves en forma de cruz que se pliegan y suben por la fachada de la iglesia hasta la altura del zócalo. El mismo pavimento de piedra basáltica se extiende para cubrir la calle lateral que separa las iglesias, aunque, aquí, los bajorrelieves tienen forma de huella de neumático de coche.
La alfombra blanca está pavimentada con piedra de Trani. Cae desde el nivel de la iglesia de San Quirico formando una gran escalinata y, al llegar al nivel inferior, reserva una pequeña plataforma antes de replegarse sobre sí misma para formar un banco. Esta alfombra, de escala más monumental, está concebida como escenografía para bodas, funerales y procesiones. La escalinata permite hacer fotografías de grupo con la iglesia de fondo y la plataforma inferior sirve para recoger con un vehículo a una pareja de novios o un féretro, sin dejar de pisar la alfombra blanca en ningún momento.
Valoración
La simplicidad minimalista de esta intervención no se desentiende de la necesidad de dotar de significado al lugar para convertirlo en la plaza de Robbiano. El dualismo de las dos alfombras opuestas genera una polaridad revitalizadora y transforma su antigua ambigüedad en un espacio público, simbólico y, al mismo tiempo, claramente funcional.David Bravo │ Traducción de Maria Llopis
[Última actualización: 12/09/2023]