Estado anterior

El Convento, fundado en el primer tercio del s. xiii, está situado en la confluencia del «Camino Francés» y el lugar en que se abría la puerta de la antigua muralla conocida como «Porta do Camiño». Los límites del conjunto, amurallado en casi todo su perímetro, quedan perfectamente delimitados por el Convento, las antiguas calles de Costanilla do Monte y el Calexón de Caramoniña, así como por las viviendas que dan a la calle de Santo Domingo de Bonaval, construidas en su día por el propio Convento. Tras haber ejercido durante casi seiscientos años una gran influencia sobre la ciudad, en 1837 -con la desamortización de Mendizábal- el Convento y la finca pasan a ser propiedad del Ayuntamiento. El Convento se dedica a diversos usos, desde el de escuela de sordomudos y ciegos hasta el de parque de bomberos. La finca, que ocupa la ladera a cuyo pie se encuentra el Convento de Santo Domingo de Bonaval, estaba hasta el siglo pasado organizada en zonas bien diferenciadas, según la tradición: el huerto con un pequeño jardín, junto al edificio, y el bosque o «carballeira» en la parte más alta; las pendientes se salvaban por medio de sucesivas plataformas. Esta estructura se mantuvo hasta 1839, fecha en la cual se disgregó la parte del bosque posterior al Convento para dedicarla a cementerio, función que cumplió hasta 1960. A partir de este año comienza un verdadero deterioro de la finca. El abandono y la abundancia de manantiales arruinaron las dependencias, las fuentes, los caminos, los muros y el cementerio, hasta llegar a convertirse en un vertedero de basuras, con almacenes, talleres, etc. Las estructuras de los nichos desaparecieron bajo la maleza y solamente quedaban algunos árboles magníficos dispersos por la finca como testigos del pasado esplendoroso, de un Convento que había sido declarado Conjunto Histórico-Artístico en abril de 1940.

Descripción

Básicamente se ha de mencionar el tratamiento que se da a tres elementos esenciales: la piedra, el agua y el espacio verde. En cuanto a la piedra, se han consolidado y rehecho los muros derruidos, reconstruido los muros de contención (con granito de Santiago) y consolidado las estructuras de los nichos; y por último, se ha recuperado, con leves modificaciones, el trazado de los antiguos caminos, con utilización de pavimento de granito -adoquín- o losas funerarias ya sin uso. En lo referente al agua, pese a que ya hacía tiempo que había dejado de alimentar las fuentes y los lavaderos del norte de la ciudad, se limpiaron las fuentes y los manantiales existentes, se potenciaron nuevos estanques y fuentes y se canalizó el agua con piezas originales. Un depósito subterráneo situado bajo el jardín geométrico abastece del agua precisa para el riego del parque. Respecto al espacio verde, se reconstruye el jardín geométrico con un trazado similar al del mapa de 1907, se conservan los cuatro frutales del huerto, se reponen los robles de la Carballeira, se distribuyen nuevos árboles en disposición dispersa por la gran extensión de hierba y por la cuadrícula recuperada del antiguo cementerio, enmarcando las vistas magníficas sobre la ciudad. Por último, hay que citar la escultura Porta da Música, obra de Eduardo Chillida, ubicada entre dos grandes muros de piedra.