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Spoorpark culmina un proyecto de transformación de un lugar abandonado y olvidado en el corazón de la ciudad holandesa de Tilburg, en lo que ahora es un parque público muy popular. El solar estuvo ocupado anteriormente por el patio de carga ferroviario van Gend & Loos, en desuso durante décadas. La gente, en su mayoría, no se percataba de la existencia de este espacio, con la excepción de algún festival y algunas intrusiones ocasionales de jóvenes
Objeto de la intervención
En 2015, el Ayuntamiento constituyó un grupo para reflexionar sobre la manera de reconstruir el sitio, el cual decidió promover un proceso más participativo e invitó a la comunidad local a que propusiera intervenciones y proyectos que pudieran llevarse a cabo en el futuro parque. Se presentaron ochenta y dos propuestas, nueve de las cuales fueron seleccionadas para llevar a cabo sus ideas como kwartiermakers (impulsores), entre las que se encontraban proyectos para reintroducir agua en el lugar, una casa de té, una zona deportiva urbana, un pabellón de exploración, una obra de arte y una zona de acampada urbana. Tras la aprobación de estos nueve proyectos, se incorporó un equipo de diseño multidisciplinar compuesto por los arquitectos paisajistas KruitKok, los diseñadores de espacios públicos Blom & Moors y los arquitectos Timmermans Architecture. A diferencia de los proyectos de parques convencionales pensados de arriba abajo, donde los arquitectos paisajistas están involucrados desde el principio, en este proyecto los impulsores ya habían establecido algunas de las ideas principales. Por tanto, el objetivo inicial de la intervención era equilibrar las diferentes necesidades e intereses de los promotores (la Fundación Spoorpark), los impulsores y la comunidad en general de Tilburg.
Descripción
A partir de un diseño esbozado por impulsores y promotores, el equipo dio al parque una columna vertebral compuesta por dos curvas que se cruzan: un bulevar y otra formada a partir de la línea de agua y una antigua vía férrea junto con una barrera de sonido que linda con esta y que discurre paralela al parque. Estos ajustes estructurales dieron una forma coherente a los proyectos seleccionados, al tiempo que daban cabida a una variedad de funciones cívicas, enraizando el sitio en su contexto más amplio y preservando las características naturales existentes.
El variado programa de Spoorpark refleja tanto los deseos de los habitantes de Tilburg que ayudaron a realizar el proyecto, como de los ciudadanos en general y ofrece instalaciones para todos, como camping, instalaciones deportivas, una casa de té (que el periódico local calificó de “sala de estar de Tilburg”) y mucho espacio para mercadillos de fin de semana, festivales y conciertos. El parque también alberga cinco biotopos separados: entorno arbóreo y forestal, matorral autóctono, jardín perenne, pastizales floridos secos y una zona de humedales para la naturaleza y la adaptación al clima. Esta ecología se relaciona con el resto de elementos de diseño gracias a una guía de estilo del parque, definida por una paleta de cinco tonos de verde y materiales robustos, como madera, hormigón y acero. Basándose en el patrimonio industrial y ferroviario del lugar, así como en el fuerte carácter local de la ciudad de Tilburg, esta estética robusta es evidente en los pabellones, las pérgolas de entrada, los puentes y el mobiliario del parque.
Aunque el parque ya está en funcionamiento, los arquitectos paisajistas todavía se reúnen con impulsores y promotores dos veces al año para guiar el mantenimiento y hacer cambios que garanticen su evolución.
Valoración
El papel del parque como espacio público de primera necesidad quedó patente desde su primer fin de semana de uso, cuando acudieron a él veinte mil visitantes, una cifra asombrosa. Durante la pandemia se convirtió en un espacio que daba respuesta a las necesidades de salud y bienestar de las personas, y era tan popular que a veces había colas para entrar. Por la manera en que se planteó el proyecto, se trata de un buen ejemplo de las posibilidades del diseño participativo en los parques, al permitir que quienes lo utilizan tomen la iniciativa en la decisión de sus características principales y de esta manera se genere en ellos un verdadero sentido de pertenencia al nuevo lugar. Todavía hoy, más de sesenta voluntarios mantienen el parque, que consideran suyo.
[Última actualización: 15/11/2022]