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La plaza Ruskin ocupa un solar de veinticuatro hectáreas junto a la estación East Croydon, una de las más concurridas del Reino Unido que sirve a un centro metropolitano en expansión a las afueras de Londres y que cuenta con una población muy diversa.
El terreno del proyecto, anteriormente ocupado por edificios de oficinas sin espacios públicos, había estado vacío durante diez años, oculto por vallas publicitarias y visible solo desde el ferrocarril.
Quedaban pocos rastros de los edificios anteriores, tan solo un gran castaño maduro, que marcaba la entrada a uno de ellos. Con el tiempo, las plantas típicas de las cunetas de las vías férreas, como la buddleja, habían ocupado el lugar.
El área donde se sitúa el proyecto está experimentando una regeneración significativa como parte del plan urbanístico de East Croydon, que busca generar un nuevo barrio que incluya nuevas conexiones este-oeste a través de las líneas ferroviarias. La zona inmediata tiene una carencia de espacios abiertos y verdes, lo que hacía que los residentes la describieran como un entorno “duro y poco acogedor”.
Objeto de la intervención
El estudio muf architecture/art lideró el plan urbanístico y más tarde proyectó todos sus espacios abiertos. El equipo trabajó con los arquitectos de cada parcela en la interfaz entre los edificios y los elementos del paisaje. Desde el primer día, se desafiaron las normas del desarrollo convencional de la propiedad privada, invirtiendo los términos más habituales en los que la construcción de los espacios públicos llega en último lugar y tiene un alcance limitado.
La prioridad de la propuesta era crear espacios inclusivos y extender la invitación a usuarios muy diversos —incluyendo a niños, jóvenes y personas vulnerables— más allá de los trabajadores de oficina y los residentes. Otro objetivo del proyecto era maximizar la biodiversidad del lugar generando espacios para el encuentro en un bosque urbano
Descripción
La plaza Ruskin es un nuevo espacio público en el centro de otros cinco interconectados que incluyen un rocódromo de piedra y un mirador para ver los trenes. El proyecto permite simultanear el uso de los viajeros que cruzan rápidamente la plaza con “espacios lentos” para sentarse. En el centro de la plaza, un suelo de madera ovalado está rodeado de asientos y un robledal. La invitación a quedarse (bancos para niños, numerosos asientos, juegos infantiles escondidos dentro de la plantación y una fuente de agua potable) deja claro que no es necesario gastar dinero para pasar tiempo aquí. El paisaje está diseñado para optimizar el drenaje sostenible atenuando la escorrentía de agua superficial en una extensa “zona de raíces” y tratando el suelo para garantizar la porosidad. Se ha hecho uso de una piedra local y todos los árboles están plantados junto a plantas florales adecuadas al nivel de sombra que estos proyectan, al tiempo que mantienen los suelos frescos y mejoran la biodiversidad. Una rica combinación de plantas de sotobosque incluye especies resistentes, lo que contribuye a una riqueza espacial y a la diversidad del bosque urbano. En primer plano, el castaño de indias rojo existente, que se protegió durante la construcción, sirve de punto de anclaje del espacio.
Valoración
El proyecto muestra lo que el ámbito público de propiedad privada puede aportar a la ciudad en un momento de austeridad en inversiones públicas. La intervención ha logrado convertirse en un espacio inclusivo multigeneracional que utilizan tanto los jóvenes como familias y personas mayores, y no solo los trabajadores de oficina o vecinos del barrio.
El exceso deliberado de asientos (hay más de ochenta puestos) está bien aprovechado. Los árboles y el paisaje han florecido y el pavimento permeable funciona bien. Esta plaza se ha puesto como ejemplo para otros proyectos de Croydon y como caso de estudio para ilustrar la política urbana londinense.
[Última actualización: 15/11/2022]