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La ciudad de Rybnik, en el sur de Polonia, cuenta con una población de 140.000 habitantes y comprende veintisiete distritos, en su mayoría pueblos independientes, donde sus respectivos residentes todavía sienten una fuerte independencia territorial. La idea de crear un Centro de actividades locales nació como respuesta a los problemas sociales emergentes y por la necesidad de crear un espacio para todas las actividades culturales y deportivas de la comunidad local.
Objeto de la intervención
Con un presupuesto bajo, el proyecto tenía que ser modesto, pero, al mismo tiempo, funcional y universal, más aún porque, una vez terminado, debía servir de modelo para los otros distritos, muy diferentes en características constructivas, sociales, funcionales y espaciales. Ya que cada ubicación tiene su propio carácter específico, el reto principal consistía en crear un edificio universal, un símbolo que identificara el distrito con la ciudad, pero lo suficientemente flexible como para adaptarse después a los diferentes contextos de otros distritos a los que se quisiera aplicar el modelo. En colaboración con el Ayuntamiento, se organizaron consultas públicas en las que los residentes podían compartir sus ideas y comentar el concepto arquitectónico propuesto.
Descripción
Instalado en un prado, se hicieron esfuerzos para interferir lo menos posible con el entorno existente y dejarlo en su forma natural. Para ello no se cortaron los árboles, los edificios ocupan un área relativamente pequeña y el pavimento de hormigón no altera el drenaje de las aguas en la zona.
De planta rectangular, el edificio tiene una cubierta alabeada que integra unos asientos que pueden utilizarse para actividades al aire libre y como gradas de descanso. El edificio principal contiene una sala multifuncional para reuniones, proyecciones y otros actos, un espacio libre en la parte trasera, una cocina y un cuarto de instalaciones. Además, se incluye un espacio cubierto que forma un conjunto coherente con el edificio principal. Durante la pandemia, este edificio destinado a funciones auxiliares se convirtió inesperadamente en el principal lugar de encuentro de los lugareños, principalmente niños y adolescentes.
La forma curva, aparentemente difícil de ejecutar, fue construida por contratistas autóctonos que no habían trabajado anteriormente en carpintería.
Valoración
En este proyecto, la arquitectura no limita, sino que fomenta un uso creativo del espacio. Las instalaciones dan respuesta a las necesidades de los vecinos al proporcionar un espacio público que sirve de soporte a iniciativas populares. El edificio puede acoger actividades de diferente naturaleza —desde reuniones comunitarias hasta exposiciones de arte, talleres, festivales o actividades físicas— y permite que los vecinos decidan por sí mismos qué función acogen las instalaciones en cada momento.
Como parte de la gestión del Centro local de actividades, una comunidad de personas organiza actividades culturales, artísticas o deportivas que atraen a otras y activan la comunidad local de todas las edades.
[Última actualización: 17/05/2023]