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Con una superficie de 25 hectáreas y una capacidad de más de 3.200 embarcaciones, el Puerto Viejo de Marsella es el más grande dentro de un núcleo urbano de toda Europa. Lugar fundacional de la capital provenzal, fue su centro económico hasta mediados del siglo XIX, cuando el transporte de mercancías y pasajeros se desplazó hacia el norte, al Gran Puerto Marítimo. Posee una bocana estrecha, flanqueada por dos viejas fortalezas, y ocupa una bahía natural en la que confluyen los distritos más céntricos de la ciudad, vertebrados por la avenida de la Canebière.
Pero, a pesar de su centralidad y la belleza de su marco geográfico, el puerto terminó el siglo XX desordenado y sumido en la decadencia. Por un lado, los clubes náuticos lo habían saturado de edificaciones informales que ocupaban el 80% de su superficie e interponían por todas partes barreras arquitectónicas y visuales. Por otro lado, el vehículo privado echaba a los peatones de la mayor parte de sus muelles. En el Quai des Belges (o de la Fraternité), muelle central, había nueve carriles de tráfico rodado, mientras que el Quai du Port (al norte) y el Quai de la Rive Neuve (al sur) tenían seis cada uno.
Objeto de la intervención
En 2009, a cuatro años vista de que Marsella se convirtiera en Capital Europea de la Cultura, el Ayuntamiento y el ente público Marseille Provence Métropole (MPM) aprobaron un presupuesto de 45 millones de euros para la reforma del puerto. Con este fin, convocaron un concurso internacional cuyo principal objetivo era devolver al puerto su dignidad y grandeza. En una primera fase, se destinarían 36 millones de euros a reformar sus tres muelles. Aparte de dar a la ciudad un lugar de encuentro capaz de acoger grandes eventos, se trataba de reducir de una forma muy considerable el impacto del coche y apostar por sistemas de transporte colectivo más sostenibles y equitativos. La segunda fase de la operación, prevista a partir de 2016, deberá proseguir con la mejora de los espacios públicos de los barrios limítrofes al puerto.
Descripción
Las obras ejecutadas hasta hoy han liberado de obstáculos y vehículos los 12.000 metros cuadrados que ocupan los tres muelles del puerto, revestidos ahora con un pavimento unitario de granito pálido que recuerda sus adoquines originales de piedra caliza. Ahora, el Quai des Belges dedica el 60% de su superficie a los peatones y les protege del sol bajo la Grande Ombrière, un palio rectangular de mil metros cuadrados que también puede acoger grandes eventos. En los otros dos muelles, solo quedan dos carriles para la circulación de autobuses y de mercancías. En el agua, se han dispuesto nuevos embarcaderos flotantes capaces de acoger todas las actividades náuticas sin interferir en el paso ni las vistas de los paseantes.Valoración
Gracias a un proceso consultivo que tuvo en cuenta las sugerencias de residentes, comerciantes y asociaciones locales antes de convocar el concurso, el puerto ha recuperado su vitalidad tomando en consideración el interés general. La presencia de embarcaciones de recreo, que nutre la actividad económica y asociativa, se ha hecho compatible con el acceso y el disfrute de cualquier ciudadano. Así, mientras otros puertos urbanos combaten la decadencia económica cediendo a privatizaciones excluyentes que comprometen su rol de espacio público, el Vieux-Port ha sabido renovarse ampliando su condición de lugar compartido y abierto a todo el mundo.
Matevž Čelik comments the Joint Winner from Marseille (English version, Catalan subtitles) from CCCB on Vimeo.
[Última actualización: 26/05/2022]