Estado anterior
En los últimos diez años, la antigua zona industrial de Zurich, que aún se conoce como el Industriequartier, se ha visto sometida a un notable proceso de transformación a gran escala que ha supuesto la aparición de numerosos edificios públicos, residenciales y comerciales. En la actualidad se corresponde con el Distrito Quinto, sito entre el río Limmat y el haz de vías que llega a la cercana Hauptbahnhof, la mayor estación de Suiza y epicentro del transporte ferroviario de Zurich. Uno de los focos de interés más remarcables de esta transformación es el eje que se desarrolla bajo el Hardbrücke, un puente elevado de más de un kilómetro y medio de longitud que, salvando el río y las vías del tren, divide transversalmente el distrito. Este eje va desde la plaza Escher Wyss, a orillas del río, hasta una estación del ferrocarril metropolitano S-Ban, en la intersección entre el puente y las vías.Abierta en 1982, la estación del Hardbrücke se desarrolla en tres niveles superpuestos. En la calzada superior del puente, que es una vía rápida con dos carriles por lado, se hallan sendos carriles laterales de autobús con sus correspondientes paradas. Cada una de ellas está conectada con el nivel de la calle a través de unas escaleras y de tres ascensores. En este nivel, en el espacio cubierto por la losa del Hardbrücke y presidido por sus grandes pilares, hay cuatro vías perpendiculares al puente y separadas por tres andenes bastante estrechos a los que llegan directamente los seis ascensores. Por debajo de las vías hay todavía un paso subterráneo que conecta transversalmente todos los andenes.
Hasta hace poco tiempo, los problemas de la estación eran palpables. Pese a su importancia como intercambiador de sistemas de transporte y la creciente relevancia del barrio, no podía competir con la presencia urbana del puente que la cubre. Pasaba desapercibida como objeto arquitectónico, tanto para los vehículos que transitaban la vía rápida como para los peatones de las calles inferiores y la plaza Escher Wyss. Además, sus espacios eran poco amplios y acogedores, y tanto los recorridos de circulación como la señalística eran embrollados y poco orientadores.
Objeto de la intervención
La SBB, la empresa pública del ferrocarril federal suizo, vio en la actual dinámica de transformación del barrio y, especialmente, en la prevista construcción de un complejo judicial y policial cerca de la estación, la oportunidad de enderezar esa situación. A tal efecto, decidió, en 2004, destinar un fondo de tres millones de euros a la reforma parcial de la estación. Aparte de mejorar sus espacios para que fueran al mismo tiempo más alegres y funcionales, la intervención pretendía convertirla en un hito urbano que señalara un importante punto de entrada al renovado distrito e incluso que proclamara su nueva identidad.Descripción
En el nivel superior de la vía rápida, sobre las marquesinas de las paradas de autobús, se han colocado dos grandes paneles luminosos de unos tres metros de altura por casi veinticinco de largo. Cada panel exhibe dos grandes flechas blancas, extraídas del emblema de la SBB, que convergen sobre un fondo rojo. Sus colores, su luminosidad y su tamaño, junto con la posición elevada que tienen sobre el Hardbrücke, hacen que ambos paneles sean visibles desde muy lejos.Bajo la losa del puente, los espacios de la estación se han teñido de blanco, rojo y azul, siguiendo la norma tricolor de la imagen corporativa de la SBB. Las largas paredes que acompañan los andenes son ahora rojas y las torres de los ascensores se han pintado de azul. Aunque la estrechez de los andenes no tenía solución, la sustitución de los ámbitos de espera por cabinas vidriadas transparentes las libera visualmente de obstáculos y las hace parecer más amplias. El desplazamiento del antiguo aparcamiento ha permitido liberar un gran espacio para los peatones y subrayar la solemnidad del gran porche vestibular definido por las dos hileras de pilares que soportan la losa del puente. Otro gran panel luminoso, dispuesto entre dos pilares, marca la entrada al vestíbulo. De fondo rojo y con las mismas flechas blancas que los paneles del nivel superior, es visible desde la Escher Wyss Platz, en el extremo opuesto del porche. La distribución funcional del vestíbulo se acuerda ahora con la prevalencia de la directriz longitudinal dictada por el soportal y reforzada con la disposición lineal de los paneles informativos, las papeleras, las barras para atar bicicletas o las bandas blancas del pavimento. Todos estos elementos definen un pasadizo central para peatones y segregan más allá de las hileras de pilares dos carriles laterales para el tráfico de vehículos.
El recorrido central conduce a la rampa descendente que llega a la parte subterránea de la estación y que ha sido ampliada para mejorar la relación entre el vestíbulo y el subsuelo. La rampa contiene ahora una cafetería cubierta con una claraboya. La inserción de este servicio la hace más amena y vivida y su ensanchamiento paulatino la acorta visualmente en el sentido ascendente. El espacio subterráneo se ha ordenado y simplificado. Ahora, los propios límites del espacio son el soporte de la información orientadora, basada de nuevo en la imagen tricolor de la SBB. Ello ha permitido retirar elementos accesorios, ampliar las zonas de paso y clarificar la apariencia visual de los espacios mediante la luz y el empleo sistemático del azul, el rojo y el blanco.
Valoración
La contundente presencia del Hardbrücke y su impacto dentro del paisaje del Industriequartier son fruto de la necesidad de una vía rápida de salvar la barrera física interpuesta por el ferrocarril. La apertura de la estación permitió la conexión funcional entre dos sistemas de transporte diferentes y, hasta entonces, mutuamente indiferentes. También supuso que ambas infraestructuras dejaran de ser impermeables respecto al tejido urbano y que su intersección se convirtiera en un importante punto de entrada al barrio. De este modo, su cruce físico adquiría una correspondencia con la intersección funcional entre las dos infraestructuras y el barrio. Sin embargo, esta correspondencia no se ha hecho claramente explícita hasta la reforma de la estación.Dada la envergadura de las dos infraestructuras, el edificio de la estación era insignificante. Para evidenciar su especificidad, ha sido preciso darle un significado. A la correspondencia entre la forma y la función se ha superpuesto la capa de la información y, como es habitual en el ámbito de una estación, esta información se ha manifestado sobre el soporte de paneles luminosos. No obstante, en este caso, los paneles indicadores han sobrepasado la mera funcionalidad para convertirse en elementos arquitectónicos de escala urbana. Los dos paneles luminosos de la calzada superior del puente se erigen en sus lados como las dos jambas de una gran puerta de entrada. De forma análoga, el panel del vestíbulo cuelga entre dos pilares como un gran dintel que señala el acceso a un espacio de tránsito. Fuera de su escala habitual, los paneles siguen informando y orientando, aunque ahora lo hacen como hitos urbanos que simbolizan el barrio y marcan su posición. Curiosamente, mientras que los paneles informativos superan el ámbito de la estación para convertirse en elementos arquitectónicos de escala urbana, dentro de este ámbito, son los propios elementos arquitectónicos que delimitan los espacios los que constituyen el soporte de la información. El efecto de ese intercambio de papeles, esa transposición del orden natural de las cosas, es la fundación de un lugar concreto, significativo y diferenciado, que representa, ahora sí, la nueva identidad del barrio.
David Bravo Bordas, arquitecto
[Última actualización: 26/05/2023]