Estado anterior
A medio camino entre la península de Peñíscola y el Delta del Ebro se halla el municipio de Vinaroz. Durante las últimas décadas su relevancia turística ha crecido con respecto a la competencia de los núcleos vecinos. Ello ha dado lugar a la expansión, a norte y sur del casco antiguo, de nuevos crecimientos suburbanos formados por pequeñas parcelas con viviendas unifamiliares aisladas que en buena parte se ocupan únicamente durante la temporada veraniega. Con graves deficiencias de infraestructura aún no resueltas, estos tejidos se apiñan febrilmente contra la línea de costa. A lo largo de la mayor parte del frente marítimo, una simple calle asfaltada con doble sentido de tráfico rodado separa las primeras parcelas de la playa. Sin embargo, en algunos casos las casas están todavía más cerca del agua.En contraste con la banalidad de esta urbanización y a pesar de la pérdida irreversible de su virginidad original, la línea de costa ha preservado un cierto grado de belleza natural. La erosión del mar le ha otorgado un perfil recortado en el que se alternan pequeñas calas y salientes formados por estratos de roca conglomerada que se desintegra con facilidad. A pesar de que ofrecen magníficas vistas hacia el mar y el peñón de Peñíscola, quizá debido a su difícil acceso, estas formaciones rocosas no son muy conocidas ni frecuentadas.
Objeto de la intervención
La situación de la costa reclama medidas urgentes que mitiguen o detengan las erosiones que sufre, tanto por el efecto del mar como por el incremento de la presión edificatoria. Sin duda, las soluciones deben pasar por el desarrollo a gran escala de estrategias que ordenen el frente marítimo consolidando el carácter público del paseo y las playas y cuidando especialmente de la preservación de sus cualidades medioambientales. Dando un pequeño primer paso en este sentido, el ayuntamiento de Vinaroz promovió en 2006 la instalación, a lo largo de un buen tramo de costa, de una serie de objetos modulares denominados «Microcoasts». La idea imperante en esta iniciativa entendía que la preservación de los salientes rocosos del litoral pasaba por hacerlos accesibles.Descripción
Los «Microcoasts» son tarimas modulares de madera que se disponen encima de las rocas ofreciendo superficies confortables para jugar, tomar el sol o tumbarse mientras se disfruta de la vista. Algunas de ellas son horizontales, mientras que otras se pliegan sobre sí mismas dando lugar a superficies poliédricas de caras triangulares. Este relieve genera secuencias de concavidades y convexidades que permiten apoyarse en ellas adoptando una gran variedad de posturas posibles. Sin embargo, su complejidad volumétrica contrasta con la simplicidad geométrica que hay detrás de su concepción constructiva.En efecto, las tarimas están concebidas a partir de la yuxtaposición sistemática de un solo módulo básico. El módulo es un poliedro formado por una pirámide hexagonal que ha perdido dos de sus seis caras y a la que se han añadido otros cuatro planos triangulares. La planta de la figura resultante presenta un perímetro bastante irregular que, no obstante, dibuja un hexágono perfecto al combinarse con dos módulos más. De este modo, la repetición de la unidad hexagonal que conforman tres módulos básicos encajados permite extender la tarima como un tejido celular sobre algunas porciones del terreno pedregoso.
Valoración
La instalación de los «Microcoasts» sobre las últimas porciones salvajes de la costa de Vinaroz las civiliza sin urbanizarlas. Es evidente que, con esta operación, la población ha ganado la posibilidad de disfrutar cómodamente de un espacio de relación con el mar. Sin embrago, este espacio natural ha obtenido también su beneficio. Haciéndose accesibles y confortables, las zonas salvajes antes ignoradas se han convertido en lugares concretos y reconocidos. Este hecho las hace ingresar en la conciencia colectiva, lo que ayuda a preservarlas de futuras agresiones urbanísticas.Aunque es cierto que el precio de alcanzar esta seguridad ha supuesto una cierta pérdida de libertad, su domesticación ha sido sumamente respetuosa y delicada. Los «Microcoasts» presentan el aspecto efímero y ligero de una fina lámina que se dobla para elevarse sobre el terreno. Como muebles de madera, están construidos en seco, de modo que podrían ser retirados sin dejar ninguna huella irreversible sobre el terreno. Contrapuestas con las del hormigón y el asfalto de la urbanización masiva, estas cualidades representan al mismo tiempo el respeto para con el contexto natural y el confort táctil y ergonómico que aportan a sus usuarios. Por otro lado, y sin contradecir las citadas cualidades, su apariencia tectónica y la geometría casi mineral de sus poliedros triangulados emparienta formalmente a los «Microcoasts» con la base rocosa que les apoya.
David Bravo Bordas, arquitecto
[Última actualización: 02/05/2018]