Estado anterior
Situado al pie de la ladera occidental del macizo del Jura, Treffort ha conservado hasta hoy la configuración de un pequeño pueblo rural, denso y fortificado que se asoma sobre una extensa llanura agrícola de la antigua provincia francesa de la Bresse. Justo después de la Revolución, se creó en las afueras del pueblo un «champ de foire», explanada destinada a acoger las ferias de ganado, el mercado semanal y las fiestas populares de la región. Debido a una tímida expansión del pueblo, que ha visto aparecer algunas industrias y pequeños barrios en su parte baja, esta explanada, conocida popularmente como el «Foirail», ha pasado a ocupar una posición central. Ahora, aparte de articular el encuentro entre la llanura agrícola y la ladera del Jura, es también un punto de inflexión entre el casco antiguo de Treffort y sus nuevos crecimientos.Con un relieve irregular y en pendiente, el «Foirail» se caracteriza por la presencia de varias filas de plátanos centenarios, plantados siguiendo la tradición de los ingenieros napoleónicos de calzar con sus raíces el firme de caminos o explanadas, evitando así el efecto erosivo del agua de escorrentía. Precisamente, su posición geográfica hace que el lugar reciba con abundancia el agua que fluye desde el Jura y que acaba brotando en el antiguo abrevadero de la feria de ganado. Esta fuente, junto con la balanza pública y un monumento a los muertos, se han conservado hoy en día como testigos de la importancia que el «Foirail» tuvo en otros tiempos. Sin embargo, la escasa salud de los árboles, el erosionado estado del suelo y, sobre todo, la presencia indiscriminada del vehículo privado han hecho que su forma y su carácter se fueran diluyendo con el paso del tiempo.
Objeto de la intervención
Asumida la lenta pero continuada transformación del pequeño pueblo rural en un casco más urbano, en 2004, el ayuntamiento de Treffort-Cuisiat entendió el «Foirail» como un elemento central y estructurador, capaz de articular y ordenar su crecimiento presente y futuro. A partir de las demandas recogidas entre los ciudadanos en un proceso consultivo, se convocó un concurso para su consolidación física y su dignificación moral. El principal reto de la actuación residía en la doble voluntad de respetar su pasado rural y, al mismo tiempo, responder a su nueva identidad urbana.Descripción
A través de un juego geométrico de terrazas y taludes triangulares, la actuación redibuja y fija las diluidas trazas preexistentes, dadas por la topografía del lugar, por las hileras de árboles y por los recorridos del agua de escorrentía. Este agua ha sido canalizada y ahora forma una charca frente al abrevadero, que ha sido restaurado junto con la balanza pública y el monumento a los muertos. Se han completado con ejemplares nuevos las hileras de plátanos centenarios, que han marcado las directrices de la nueva triangulación geométrica y de los despieces de los pavimentos.Resueltos a partir de una única pieza de hormigón prefabricado, de 175 x 20 x 12 centímetros, estos pavimentos se aparejan de formas diversas para dar respuesta a distintas situaciones. Aunque en algunos momentos las piezas se concentran densamente para marcar los recorridos y los lugares de estancia, otras veces se separan mutuamente para dejar que el césped crezca entre sus junturas y dar paso, paulatinamente, a los taludes herbosos. En otros casos, el aparejo de las piezas se dobla para formar bancos corridos, se levanta puntualmente para formar bornes que delimitan los recorridos o se despliega en superficies regladas que ponen en contacto la pendiente de una rampa con el umbral de acceso a cada vivienda.
A través de la iluminación, que es voluntariamente tenue pero que se concentra en los lugares de paso, se ponen en valor la fuente, la balanza y el monumento. Ahora, los peatones cuentan cotidianamente con un espacio amplio y exclusivo, puesto que los vehículos apartados han sido desplazados a la parte baja del pueblo. El «Foirail» acoge de nuevo el mercado semanal, las celebraciones de la fiesta mayor y algunas ferias comarcales.
Valoración
Desde la antigüedad, la designación y preservación de un espacio vacío para acoger un mercado ha constituido uno de los más frecuentes actos fundacionales de la ciudad. La concentración de las mercancías en un solo punto genera la centralidad precisa para que muchos individuos decidan vivir juntos. El «champ de foire» de Treffort desempeñó esta función a finales del siglo XVIII y la vuelve a ejercer hoy.La primera vez fue establecido bajo el influjo de un espíritu republicano, ilustrado y universalista: el abrevadero era un servicio público que abastecía de agua a todo el mundo por igual; la balanza pública brindaba un método convencional, inequívoco y universal para medir las mercancías; el monumento a los muertos apelaba a la memoria histórica colectiva. Por su lado, los plátanos eran un elemento constructivo de obra civil que, a través de su aplicación sistemática y racional, confería unidad y coherencia a todas las obras públicas con que la nueva era modernizaba el territorio.
La segunda vez, aparte de responder a la primigenia actitud civilizadora, el «champ de foire» obedece a una voluntad urbanizadora. Han sido pertinentemente consolidadas tanto su integridad física como su función urbana. El crecimiento del pueblo ha otorgado al «Foirail» una posición central que deja atrás su carácter rural y periférico. Pese a dar una respuesta contemporánea a esa nueva situación, la actuación sabe rendir homenaje a los elementos integrantes de la primera intervención. Prueba de ello es que la totalidad del plano del suelo ha sido determinada por el papel crucial de los plátanos preexistentes. No sólo las hileras de árboles han servido de pauta geométrica a la planta de la intervención, sino que el punto de encuentro de cada uno de sus troncos con el suelo ha definido los diferentes niveles e inclinaciones de sus entrepaños triangulares.
David Bravo Bordas, arquitecto
[Última actualización: 02/05/2018]