Estado anterior
El torrente de Vallparadís había mantenido su posición periférica respecto a Terrassa hasta que la ciudad aceleró su proceso de crecimiento a partir de los años cincuenta. Sin embargo, históricamente, su territorio había estado ocupado, tal como atestiguan los conjuntos patrimoniales que se articulan a lo largo de su recorrido. Hasta la década de 1930, se mantuvo un núcleo de casas en el sector llamado «Sot del Pi» que se derribó para construir el parque de Vallparadís, proyectado ya a principios de siglo por el arquitecto municipal. Este proyecto de parque no prosperó y el torrente de Vallparadís se convirtió en un vertedero incontrolado (a excepción del sector sur, que estaba ocupado por huertas ) y en una fisura urbana rodeada por la ciudad de Terrassa. Cuando en 1987 se redacta el Plan Especial del Parc de Vallparadís, el estudio ecológico que se realizó puso de manifiesto el importante grado de deterioro en que se encontraba la vegetación del torrente. Aunque desde el punto de vista ecológico, el valor de este conjunto no era demasiado destacable, su localización en el centro de la ciudad le confería un valor muy singular que hacía defendible su recuperación.Objeto de la intervención
El objetivo central de la intervención fue la conversión del antiguo torrente en un parque urbano que tuviese todos los elementos que garantizaran su utilización óptima. Esto implicaba, en primer lugar, la eliminación de los vertederos existentes en puntos de su recorrido y la limpieza integral de los residuos sólidos presentes, a fin de que, los ciudadanos abandonasen el hábito de utilizarlo como basurero. Hacer accesible el espacio era una de las tareas prioritarias ya que, en contraste con su generosa longitud, el torrente es en algunos de sus tramos un verdadero surco de poca anchura en relación con su profundidad. Otro factor relevante fue el de la conservación de los elementos naturales del torrente, que pese a su degradación presentaba algunos ejemplares vegetales interesantes - entre ellos olmos y álamos de gran tamaño- , con una flora en conjunto bien adaptada a las condiciones del lugar. Por otra parte, el mantenimiento de la vegetación de mayor valor comportaba un ahorro económico en la realización del proyecto. Por último, se tenía que favorecer una relación más estrecha entre el futuro parque y los diferentes monumentos a lo largo de su recorrido, básicamente, el conjunto de las Iglesias del núcleo antiguo de Sant Pere, el castillo y el museo.Descripción
La operación de conversión del espacio natural degradado en un parque comenzó en el sector norte del torrente, que comprende los dos lechos del arroyo y en donde se encuentra el conjunto de las iglesias de Sant Pere y el castillo de Vallparadís. Dada su configuración topográfica, el proyecto se basa en la creación de un paseo reservado a los peatones que recorre todo el torrente en sentido norte-sur para convertirse en el eje vertebrador del parque. Este paseo es hoy, y será en el futuro, muy variado, ya que irá alternando masas de bosque con áreas abiertas para ajardinar, zonas de huertos y áreas de agua. Este último elemento desempeña un papel fundamental en el proyecto, puesto que se ha recuperado el recorrido del agua sobre el lecho del torrente, alimentado en parte por las fuentes existentes en el sector norte, agua que se vierte en el lago artificial que se creará en la zona central del parque.La accesibilidad al nuevo espacio natural se consigue, por una parte, gracias a la relación que se establece entre los lados del parque y la ciudad, que se concreta básicamente en una mayor visualidad de su interior; por otra, merced a los ámbitos intermedios urbanizados, que suelen tener relación con los elementos del patrimonio histórico allí presentes; y por último, a través de la proliferación de entradas a las que conducen caminos reservados a los peatones, aptos para minusválidos. A todo ello obedece el que se hayan potenciado los recorridos perimetrales con vistas sobre el parque, tanto para la circulación rodada como para los peatones.
El tratamiento del relieve ha sido también uno de los elementos destacados del proyecto, ya que se ha querido evitar la sensación de hundimiento y aislamiento del torrente respecto a la ciudad. Por tanto, se han consolidado los barrancos perimetrales de frágil estabilidad a partir de la creación de taludes de pendiente suave que alojan la vegetación, así como los accesos de rampas y escaleras.
En este sector norte, la conservación de la masa vegetal ha sido primordial.
Valoración
De fisura urbana insalvable a espacio público; pese a que la conversión del torrente en un parque urbano todavía no ha finalizado, el sector norte que en la actualidad está abierto ha asumido ya su función de equipamiento verde, dada su situación de centralidad respecto a la ciudad. Además, se lo han apropiado rápidamente los ciudadanos de Terrassa, que pasean por este espacio recuperado y lo utilizan para las actividades más diversas. A lo largo de su recorrido se han integrado algunos elementos de interés y atracción, como un tren en miniatura, áreas de picnic, etc. Al respetarse la vegetación existente, este sector ya finalizado presenta desde sus inicios una frondosidad de vegetación poco habitual en una zona verde de nueva creación. Una vez el parque esté completado, Terrassa disfrutará de un verdadero parque central con la particularidad de que ofrecerá un recorrido extenso sin tener que cruzar zonas edificadas.Mònica Oliveres i Guixer, arquitecta
[Última actualización: 07/06/2023]