El geógrafo catalán reivindica la ciudad como proyecto colectivo y de cómo puede ser útil a la hora de mejorar la calidad de vida de las personas. Reivindica también pensar el espacio público a nivel metropolitano y los espacios recuperados con connotaciones colectivas.

Espacios compartidos grabó esta conversación con Oriol Nel·lo en noviembre de 2012, cuando visitó el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) para participar en la conferencia «Del análisis del territorio en el gobierno de la ciudad» de Francesco Indovina. Nel·lo propone la ciudad como un antídoto contra la segregación, que se base en la noción de «construir espacios que, ciertamente, no transformen radicalmente las condiciones sociales, pero que ayuden a superar algunos de los efectos de nuestro sistema económico y social».

Es decir, propone «mejorar las condiciones de vida objetivas de la gente a corto plazo y poder también propiciar, así, cambios más profundos que afecten a las bases estructurales». El instrumento para ello debe ser un dominio público que vaya más allá de las calles y las plazas: este debe estar dotado también de equipamientos y servicios, entre otros, que son los que confieren a la ciudad un carácter colectivo e integrador, no privativo.

El geógrafo habla, también, de las urbanizaciones de las ciudades metropolitanas, las cuales no tienen los servicios urbanísticos básicos: pavimento en las calles, agua ni alcantarillado. Para hacérselos llegar, sostiene que hay que hacerlo pensando a nivel metropolitano: «debemos escaparnos de esta noción de que el espacio público solo puede ser la plaza central del pueblo», es decir, hay que referir las urbanizaciones no solo en el espacio público de los núcleos municipales, sino también en el área metropolitana.

Por último, Nel·lo enumera una serie de espacios públicos preferidos que comparten una misma característica: espacios recuperados con una connotación colectiva detrás, ya sea debido a una lucha vecinal o mediante planes como la Ley de Barrios catalana.