El sociólogo y filósofo reflexiona sobre la glocalización (híbrido de las palabras globalización y localización) que sufre el mundo, y reivindica cooperar y crear nuevos caminos sobre los que se pueda construir una vida mejor.
Espacios Compartidos grabó esta conversación con Zygmunt Bauman en marzo de 2013, cuando el sociólogo visitó el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) para impartir una conferencia llamada «La educación», enmarcada dentro del ciclo «En común». Bauman explica que el mundo vive un fenómeno de glocalización –híbrido de las palabras globalización y localización–, lo que hace perder la importancia de los lugares a la vez que aumenta su significado.
Es decir, observa que, mientras antes la distancia aportaba seguridad –debido a que viajar daba inseguridad–, en el mundo actual ya no es una garantía de la misma, ni tampoco un inconveniente para mantener relaciones sociales. Por esta razón, el significado de los lugares ha aumentado debido a su familiaridad: puedes identificar –«esto es mi casa, allí donde puedo hacer algo»– ante la incertidumbre de influencia individual en los acontecimientos a nivel global.
Es por esta razón que él reivindica cooperar y hacer las cosas juntos, crear nuevos caminos sobre los que otra gente pueda construir una vida mejor. Tomando como ejemplo dos movimientos italianos, el Slow Food y el Cittaslow, reivindica el «hacer una nueva versión de nosotros mismos para volver a hacer los lugares: primero pon las cosas en orden y, después, tendrás un mundo más amistoso y confortable».
Siguiendo esta lógica, el sociólogo polaco reivindica como espacio público la importancia del offline ante la vida cada vez más online que llevamos. Esta última situación nos hace creer que es más conveniente y confortable, ya que es más rápida y la creemos más bajo nuestro control –podemos crear vínculos y abandonarlos más fácilmente–. Ahora bien, el offline, recuerda, nos aporta «profundas necesidades: la de estar juntos, reír, la amistad...», que sería un grave error equiparar o dejar en segundo término ante las relaciones online. «El centenar de amigos que tengas en Facebook no pueden ser unos sustitutos de aquellos verdaderos cinco amigos que tienes offline».