Kamila Shamsie habló sobre el pasado y el presente de Karachi, su ciudad natal. La escritora explicó cómo una ciudad abierta se ha convertido en un lugar donde se han cerrado casi todas las posibilidades.
La escritora paquistaní Kamila Shamsie estuvo en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) el día 24 de marzo para cerrar el ciclo de conferencias Ciudad Abierta, que se inició el pasado 27 de enero. Otra escritora, la catalana Najat el Hachmi, presentó la charla titulada «La ciudad sin mapa». Aunque actualmente vive en Londres, Shamsie habló de Karachi, su ciudad natal, una ciudad que hace poco más de medio siglo se abría a todo tipo de posibilidades y que actualmente «sufre una división étnica, sectaria y de clase». De entrada la escritora afirmaba: «Nunca he visto un mapa de Karachi», para caracterizar un lugar sin símbolos físicos de una convivencia plenamente colectiva, un lugar «con unas vidas muy desconectadas, con un carácter fraccionado». La ciudad, hoy en día, es un lugar donde la violencia y las tensiones entre sus habitantes se hacen cada vez más presentes y la democracia se ve suplantada por las políticas clientelares que responden a los intereses de diferentes grupos religiosos. A raíz de ello se preguntaba la escritora paquistaní: «¿cómo se llegó hasta aquí desde aquella ciudad abierta que debía ser al final de la década de los años cuarenta?». Para buscar la respuesta, Shamsie tuvo que mirar necesariamente hacia la historia, la historia de la transformación de la ciudad desde su creación. «En aquel momento su población, a pesar de los traumas sufridos por la partición, la consideraba una ciudad abierta». La escritora intentó mostrar cómo la evolución física de Karachi ha influido totalmente en su transformación política. Una planificación urbanística ideada «por un gobierno que hablaba de la democracia como destino más que como un recorrido que ya había comenzado», que fue disponiendo el soporte urbanístico porque «la fragmentación política y social y la degradación física» actuales fueran posibles. La ponente, tal y como hizo al inicio de la conferencia, habló de los habitantes de Karachi, alabando su capacidad por superar el vacío de las referencias en torno a su ciudad, explicando cómo estos han logrado, a través de un «conocimiento común, unas experiencias comunes» y «unas verdades psicológicas», una forma de orientarse, de guiarse unos a otros. La escritora terminó enlazando la metáfora de la ausencia de los mapas con la problemática política y social: «¿Por qué necesitamos los mapas? No para decirnos cómo ir de un lugar a otro, [...] los necesitamos porque podemos mirar el mapa de una ciudad y ver que estamos todos unidos [...] y durante un instante podemos creer en un mundo sin balas, sin divisiones, sin manchas de sangre, simplemente con calles que llevan a otras calles y que hacen todas las conexiones posibles».