El sociólogo y politóloga alemán explica cómo los espacios públicos son fundamentales tanto por la salud democrática de la esfera política como para el crecimiento individual de los ciudadanos y el desarrollo de sus voces críticas.
El pasado 7 de marzo, el sociólogo y politólogo alemán Hartmut Rosa explicó sus perspectivas sobre el espacio público. Rosa visitó el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) para participar en el ciclo de conferencias «nuestro tiempo», donde presentó sus tesis sobre la realidad de nuestras «vidas aceleradas».
Según Rosa, la relevancia del espacio público yace tanto en la esfera política como en la vida individual. Es por este motivo que el sociólogo, haciendo uso de una metáfora musical, concibe el espacio público como una «esfera de resonancia» que da oportunidades a la expresión de las voces individuales y que estas, a la vez, se enriquecen de la resonancia de otras voces, creando así una harmonía, o, en palabras del autor, «una democracia musical donde las voces se transforman para crear una sinfonía». Siendo consciente de su visión idealizada del espacio público, Rosa nos transmite la idea de éste como una esfera donde la ciudadana se desarrolla en la creación de lo común, pero donde también se producen un crecimiento y desarrollo personal del individuo privado que se expresa hacia el exterior y transforma du voz en crítica, confrontándola con el resto de voces individuales.
Rosa considera que los campus universitarios son espacios públicos que debemos preservar. El campus universitario no solamente es un espacio donde nacen y se aprenden ideas y expresiones artísticas; también es un espacio de encuentro, donde los estudiantes ponen a prueba y desarrollan su voz, y piden una respuesta. Es por esto que Rosa se muestra contrario a los que consideran las plataformas de aprendizaje a distancia pueden ofrecer los mismos resultados educativos, o incluso más eficientes que los campus convencionales. Tomando como referencia el potencial transformador de estos espacios, el autor concluye que «la sociedad puede ser renovada, reformada y recibir un impulso creativo gracias a un entorno como este».