El 20 de junio por la tarde tuvo lugar la ceremonia del Premio 2018, donde se anunciaron los seis proyectos ganadores y se otorgaron los diplomas a los premiados
La ceremonia es siempre el momento más especial del Premio Europeo del Espacio Público Urbano. Reúne en el CCCB a los autores y promotores de las obras premiadas procedentes de ciudades de todo el continente y demuestra la diseminación que ha llegado a alcanzar el Premio a lo largo de sus dieciocho años de existencia.
Este año, además, la ceremonia celebró que el Premio haya llegado a su décima edición. Su presentadora, Carolina Rosich, periodista de Cultura de TV3, señaló la importancia de abordar los desafíos que plantean las ciudades con una mirada de urbanista que ponga las personas por delante, tal y como hacen los proyectos dirigidos a la mejora de los espacios públicos que son objeto del galardón. Como explicaba el director del CCCB, Vicenç Villatoro, es evidente que el Premio se ha ido transformando con el tiempo; el punto de partida sigue siendo el mismo, pero las intervenciones que se presentan ponen de relieve que el espacio público de las ciudades europeas es el reflejo más directo de los cambios en su sociedad.
Esta riqueza de soluciones que han hecho frente a problemáticas muy diversas se pudo constatar en los audiovisuales de la ceremonia, que se encargaron de presentar desde las veinticinco obras finalistas hasta las seis obras premiadas. Entre estas, el primer premio otorgado a la Reforma de la Plaza Skanderbeg de Tirana, una obra llena de simbolismo que se resuelve en la calificación de la plaza como espacio libre rodeado por un cinturón verde que quiere estimular la apropiación de los ciudadanos. Entre las cinco menciones, el urbanismo táctico y de bajo coste de la "Supermanzana" del Poblenouque, como Tirana, apuesta por mitigar los efectos del automóvil a favor de los espacios de convivencia; el the Cuyperspassage in Amsterdam is infrastructure planned for the exclusive use of cyclists and pedestrians; PC Caritas en la ciudad belga de Melle, o cómo un edificio histórico convertido en ruina puede convertirse en un lugar híbrido entre espacio cerrado y espacio abierto, el Parque de Zollverein en Essen, un testigo de la minería alemana donde naturaleza y arqueología industrial se encuentran para conformar un gran equipamiento público, y el Escenario en Dnipró, que sirve para medir la fuerza de la ciudadanía al proponer espacios de uso colectivo mediante la autofinanciación y la autoconstrucción.
Cerraron la ceremonia la presidenta del Jurado del Premio 2018, la arquitecta Olga Tarrasó, que realizó una valoración ampliada a los veinticinco finalistas y, por último, Gerardo Pisarello, primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona, con un discurso que hizo hincapié en el papel destacado del CCCB y, por lo tanto, de Barcelona, en la reflexión crítica sobre del espacio público de las ciudades europeas