La renovación del Vieux-Port libera los muelles de obstáculos y vehículos, haciendo compatible la presencia de embarcaciones de recreo con el acceso y el disfrute de cualquier ciudadano.
[Matevz Celik, Director del Museum of Arhitecture and Design (MAO) | Duración: 02:38]
FICHA TÉCNICA
Promotor: MPM Communauté urbaine Marseille Provence Métropole, Direction des Infrastructures
Autores: Michel Desvigne Paysagiste MDP, Foster + Partners, Tangram, INGEROP, AIK
País: Francia
Superficie: 12.000 m2
Coste: 45.000.000 €
Proyecto: 2011
Obras: 2012
Finalización: 2013
DESCRIPCIÓN
El Puerto Viejo de Marsella es el mayor dentro de un núcleo urbano de toda Europa. Sitio fundacional de la capital provenzal, fue su centro económico hasta mediados del siglo xix, cuando el transporte de mercancías y pasajeros fue desplazado al Gran Puerto Marítimo. Tiene una bocana estrecha, flanqueada por dos viejas fortificaciones, y ocupa una bahía natural en la que confluyen los distritos más céntricos. Pero, a pesar de su centralidad y belleza, el puerto terminó el siglo xx desordenado y decadente. Las instalaciones de los clubes náuticos, que lo abarrotaban de barreras arquitectónicas y visuales, privaban al público del acceso al 80% de los muelles, donde, además, la hegemonía del coche ahuyentaba a los peatones.
En 2009, el Ayuntamiento y el ente Marseille Provence Métropole (MPM) convocaron un concurso para enderezar la situación. La primera fase de la reforma ha liberado de obstáculos y vehículos los tres muelles del puerto, revestidos ahora con un pavimento unitario de granito pálido que recuerda los adoquines originales de piedra caliza. El Quai des Belges, muelle central, dedica el 60% de su superficie a los peatones y los protege del sol bajo la Grande Ombrière, un palio rectangular de 1.000 m2 que también puede acoger grandes eventos. En el agua, se han dispuesto nuevos embarcaderos flotantes capaces de acoger todas las actividades náuticas sin interferir en el paso ni las vistas de los paseantes.
Gracias a un proceso consultivo que tuvo en cuenta las sugerencias de residentes, comerciantes y asociaciones locales antes de convocar el concurso, el puerto ha recuperado su vitalidad atendiendo al interés general. La presencia de embarcaciones de recreo, que nutre la actividad económica y asociativa, se ha hecho compatible con el acceso y el disfrute de cualquier ciudadano. Así, mientras otros puertos urbanos combaten la decadencia económica cediendo a privatizaciones que comprometen su rol de espacio público, el Vieux-Port ha sabido renovarse ampliando su condición de lugar compartido y abierto a todos.
David Bravo, arquitecto