En la entrevista, el arquitecto paisajista Sam Williams defiende que uno de los mejores desafíos para el diseño de la ciudad es abordar la relación del espacio público con la infancia.
Sam Williams participó, junto con Francesco Tonucci, en la Jornada Juego y Ciudad, organizada por el Ayuntamiento de Barcelona y que tuvo lugar en el CCCB. Arquitecto paisajista, se ha especializado en el diseño de espacios públicos pensados para los niños y las niñas, con el propósito de convertir las ciudades en lugares adecuados para el juego. Es coautor del informe «Cities Alive: Designing for Urban Childhoods».
En la entrevista, Williams defiende que uno de los mejores desafíos para el diseño de la ciudad es abordar la relación del espacio público con los niños y las niñas. Su experiencia lo lleva a creer que en todo proyecto de intervención urbana es precio interrogarse sobre lo que es mejor para los ciudadanos más jóvenes. Y frente a las reticencias de los adultos ante los cambios que permiten ganar espacio público o que favorecen una movilidad alternativa al coche privado, las acciones encaminadas a transformar lugares en espacios aptos para el juego, donde los niños disfrutan y se sienten seguros, son decisivas para incrementar el apoyo para conseguir una ciudad más sostenible.
A menudo no se trata de grandes programas; en las ciudades densas con poco espacio disponible las pequeñas acciones, como ensanchar los pavimentos de las zonas de peatones en los lados soleados, pueden llegar a tener un gran impacto para la mejora de la vida pública.
Cuando le preguntan sobre su espacio público favorito, Sam Williams regresa a su lugar de infancia, un pequeño trozo de césped en una esquina cercana a su casa que no medía más de tres metros cuadrados, pero que para él en aquellos momentos era un campo inmenso. Y cómo interactuaba de formas muy diversas con una señal vertical con el nombre de la calle que se encontraba en medio de aquella porción de césped. Ese recuerdo se ha convertido hoy en una lección sobre los elementos que deben estar siempre presentes en un buen diseño de espacio público, que, por encima de todo, tiene que ser verde, abierto al público y muy cercano a casa.