El Pasaje Cuypers es un paso subterráneo que permite a ciclistas y peatones disponer de la conexión más corta entre el centro histórico de Ámsterdam y el paseo marítimo y los ferris que llevan a Ámsterdam Norte. En cierta manera, se trata de una infraestructura más que busca eliminar algo que desagrada enormemente a los ciclistas holandeses: el verse obligados a tener que dar un rodeo. Pero este túnel no se queda en un simple y ansiado atajo, sino que es también un espacio dignificado de manera ejemplar.
El Pasaje Cuypers atraviesa la Estación Central de Ámsterdam, la estación ferroviaria más grande y concurrida de la ciudad. Ha sido diseñado por Benthem Crouwel Architects en colaboración con el estudio de diseño gráfico Irma Boom Office, que se ha encargado del mosaico de azulejos de Delft que adorna una de las paredes del túnel.
El pasaje conecta el centro de la ciudad con la ronda este-oeste, paralela al el río IJ, y con los embarcaderos de los ferris, que transportan a un número cada vez mayor de personas a Ámsterdam Norte, una de las zonas de la capital que más rápidamente se está transformando.
El túnel, de 110 metros de longitud, está dividido transversalmente: una parte está dedicada a los ciclistas, y la otra a los peatones, con una acera ligeramente elevada que sirve para reforzar la división entre los dos tipos de usuarios. El carril bici está pavimentado con asfalto negro, y el muro lateral y el techo de asfalto sonorreductor están recubiertos de una malla metálica. Esta malla sirve para evitar tanto los grafitis como la colocación de carteles.
En el otro lado, la acera, el muro y el techo están cubiertos con alrededor de 77.000 azulejos de Delft. Las piezas de cerámica han sido fabricadas por Royal Tichelaar, en Makkum, una empresa fundada en el año 1572. El túnel ha sido decorado con un diseño que se inspira en la obra del pintor de azulejos Cornelis Boumeester (1652-1733). La obra original, que forma parte de la colección del Rijksmuseum, muestra el navío de guerra Rotterdam y la flota pesquera del arenque. Con un gesto chovinista de ligero falseamiento histórico, en el Pasaje Cuypers el emblema original de Rotterdam que aparecía en la popa del barco ha sido sustituido por el escudo de armas de Ámsterdam. La imaginería de Boumeester se utiliza en el lado sur del túnel, el más próximo al centro histórico de la ciudad. Conforme nos desplazamos hacia el norte, los barcos y las expresivas olas se van difuminando hasta disolverse por completo en unas formas abstractas de distintos tonos de azul en la salida norte.
El túnel desemboca en un audaz experimento de gestión del tráfico, teniendo en cuenta lo concurrido del lugar cuando coincide la llegada de uno o más ferris: un espacio indefinido sin señalización, líneas o carriles, que debe ser compartido por peatones y ciclistas. La idea que se pretende transmitir, y que hasta el momento parece cumplirse, es que si nadie considera tener más derechos que los demás a la hora de usar este espacio compartido, la gente sabrá organizarse por sí sola. El resultado es que esta invitación a que todos encuentren su camino de manera colectiva en medio de una aglomeración apenas está generando accidentes.
El paso subterráneo es solo un pequeño elemento en el rediseño integral de la estación de tren y de sus alrededores en el que Benthem Crouwel lleva trabajando desde hace casi veinte años.
>El proyecto consiste en la renovación y la restauración de la monumental estación del siglo diseñada por P.J.H. Cuypers (de ahí el nombre del pasaje), la remodelación de los dos túneles ya existentes que permiten el acceso a los andenes y la construcción de un tercer túnel, cada uno de ellos con sus correspondientes tiendas y restaurantes. Entre medio de estos tres túneles se han excavado dos nuevos pasajes, de nuevo con tiendas, que se mantienen fuera de la zona restringida a la que solo se puede acceder franqueando los tornos con un pase válido de transporte público. El sexto túnel es el nuevo Pasaje Cuypers, en el lado oeste de la estación. Para los peatones constituye una opción adicional para atravesar la estación, mientras que para los ciclistas es la única manera de cruzar directamente de un lado al otro de la misma.
En el lado sur, la plaza que hay frente a la estación se ha despejado lo más posible; en el lado norte, la estación se ha ampliado con el llamado IJ Hall, un espacio híbrido parcialmente descubierto construido sobre la vía este-oeste, ahora subterránea, destinada al tráfico motorizado.
El IJ Hall cuenta con un amplio techo abovedado que se complementa con los otros tres que existen en la estación. En el piso superior se encuentra la nueva estación regional de autobuses, que ha dejado libre el espacio de la planta baja para los peatones. De esta forma, se permite que estos circulen de forma ininterrumpida y que nada obstaculice las vistas al IJ. Con el resto del tráfico también eliminado, en la parte posterior de la estación queda ahora un espacio lo suficientemente amplio como para dar cabida a un carril bici que circula en algunos tramos bajo el tejado del IJ Hall, ofreciendo así por un instante la sensación de estar yendo en bicicleta por el interior de un edificio.
Además de estas intervenciones, la ciudad de Ámsterdam ha construido también la nueva línea de metro Norte-Sur que circula por debajo de la estación. (El diseño arquitectónico de todas las estaciones de esta nueva línea, que estará completada en el verano de 2018, es un proyecto separado de Benthem Crouwel).
Las intervenciones en el interior y en los alrededores de la Estación Central han dado como resultado una fascinante colección de espacios públicos interconectados interiores (en el recinto de la estación), exteriores (la plaza enfrente de la estación) o que están en un punto intermedio (bajo el techo del IJ Hall). El Pasaje Cuypers es asimismo un híbrido y se puede considerar como un interior urbano público, o, tal y como los arquitectos lo han llamado, como una habitación urbana. Tradicionalmente, los azulejos de Delft se usaban sobre todo en las cocinas. Su uso decorativo en el Pasaje Cuypers aporta un sentido doméstico y confortable a este espacio público urbano. De la misma forma que los azulejos han conferido durante siglos lujo y belleza al espacio cotidiano de las cocinas, le dan ahora un preciosismo poco habitual al túnel, elevándolo por encima de lo habitual. Es significativo que la parte de asfalto del túnel ha sido deliberadamente construida a prueba de grafitis, mientras que los arquitectos, y también los clientes, parecen confiados en que los azulejos serán respetados y se mantendrán intactos.