La sensación engañosa, generada por las nuevas tecnologías, de que sabemos mucho y conocemos a mucha gente se cura saliendo de la zona de confort y abriéndose a los demás en el espacio público.
Gracias a las nuevas tecnologías, que nos proporcionan una ingente cantidad de información, tenemos la sensación, considera el escritor, de que sabemos mucho y que, a través de las redes sociales, conocemos a mucha gente. Aunque nunca hemos hablado con nuestro vecino, sabemos muchas cosas de él. Esta sensación de proximidad, combinada con la protección que nos ofrece la pantalla, nos resulta agradable, tranquilizadora, pero no es más que una ilusión. El espacio público, opina Günday, supone todo lo contrario. Significa salir a la búsqueda de información, en vez de contentarse con la que nos sirven. Significa llamar a la puerta del vecino, mirarle a los ojos y preguntarle quién es.
Su espacio público favorito es la plaza Taksim, en el centro de Estambul, donde el año 2012 tuvieron lugar unas manifestaciones multitudinarias. Lo que inicialmente fue una protesta contra la conversión de un parque en un centro comercial, se convirtió en una manifestación histórica a favor de la democracia, que reunió a personas de muy diversa procedencia, condición y convicciones, que, de otro modo, nunca habrían coincidido. Encontrarse con otra gente, compartiendo el mismo espacio, y escuchar lo que nos dicen es una buena manera de perder miedo al «otro».
En marzo del 2017 Günday pronunció en el CCCB la conferencia «El precio del miedo», en el marco del ciclo de debates «Vieja Europa, nuevas utopías».