La historiadora de arquitectura y directora del Instituto Internacional New Town considera que el espacio público es esencial para conocer y reconocer la diversidad de la sociedad.
En la medida en que el mundo digital vaya condicionando cada vez más nuestras vidas y las redes sociales se vayan infiltrando en nuestras relaciones, el espacio público, como lugar físico de encuentro, será cada vez más importante, opina Michelle Provoost. Se trata de uno de los pocos lugares, considera, donde entrar en contacto con la gente que está fuera de nuestra burbuja social, con personas ajenas a nosotros, que en ocasiones pueden no ser de nuestro agrado. Sin embargo, estas experiencias, aunque no siempre sean fluidas o agradables son importantes para que conozcamos y reconozcamos la riqueza y la diversidad de la sociedad en que vivimos. No existe un modelo de espacio público bueno y otro malo.
Diferentes espacios pueden tener diversos atractivos, comenta Provoost: el entorno industrial del lugar del Festival que funciona muy bien como espacio público o los parques de la tradición francesa, perfectamente diseñados y con su belleza formal. Aun así, la historiadora elige como un buen ejemplo su barrio de Rotterdam, de calles y plazas bien mantenidas, aunque sin un reclamo especial. Sin embargo, la diversidad de actividades y del público que acogen, un mercado ecológico, una festividad del país de origen de algunos vecinos o una actuación de circo las convierten en el escenario de una vibrante vida urbana.