Kimmelman destaca el carácter simbólico del espacio público y reivindica la importancia de los espacios corrientes, a menudo infravalorados pero que son un auténtico imán para la vida de la comunidad.
La entrevista con Michael Kimmelman tuvo lugar en el mes de junio de 2018 a raíz de la conferencia "Las ciudades que necesitamos", que el crítico y ensayista impartió en el CCCB.
Kimmelman se remonta a los orígenes griegos del espacio público como el lugar que todos los ciudadanos comparten y que, desde entonces, está vinculado con la noción de la democracia. Es allí donde la sociedad se define y que representa la esencia de una ciudad. Para el periodista un espacio público no es sólo una plaza bonita o un lugar donde salir. Es un espacio del encuentro con los demás, con una importante carga simbólica y que, en la era digital, no ha perdido ni un ápice de importancia.
Preguntado sobre su espacio público favorito, Kimmelman ha elegido el Ludwigkirchplatz de Berlín, una sencilla plaza del barrio que frecuentaba durante su estancia en la ciudad. Sin embargo, esta plaza, sin particular interés arquitectónico, tiene la fuerza de un imán para la vida cotidiana de la comunidad, como ocurre con tantos otros espacios comunes, a menudo infravalorados.