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En Charleroi, una ciudad industrial del sur de Bélgica, se levanta un gran pabellón de exposiciones, conocido localmente como Chapex, un complejo construido en la década de 1950 a rebufo del rápido crecimiento de la posguerra. En pocas décadas, y como resultado de una rápida desindustrialización, Charleroi dejó de ser próspera y, en este contexto, este colosal edificio de 60.000 m² quedó en gran medida infrautilizado. Hoy, la reforma y revitalización de la estructura del antiguo pabellón de exposiciones, forma parte de una profunda transformación y mejora de la ciudad, hecha posible gracias a una importante inversión europea de 500 millones de euros que afecta a varias áreas de Charleroi. El proyecto aborda el potencial de este enorme espacio que desconecta dos partes de la ciudad, al estar situado en una pendiente entre el centro de la ciudad y el paisaje postindustrial, y rodeado de vastas zonas de aparcamiento.
Objeto de la intervención
La propuesta tiene dos ambiciones que responden a dos retos. Una primera de tipo urbano: revertir la desconexión de las partes alta y baja de la ciudad que provocó este edificio de 500.000 m³. Y la segunda de tipo económico: hacer de la escasez una fuente de inspiración para el cambio. El presupuesto asignado es de solo un tercio del habitual en este tipo de intervenciones: la idea del 33,3% no solo tenía que ser una cuestión de cifras, sino también de actitud.
La propuesta combina las dos estrategias: levantar las fachadas del vestíbulo para revelar un parque escalonado en tres niveles, que reconecta de manera abierta todas las alturas del complejo, pero también la ciudad alta y la baja; e invierte gran parte de los recursos económicos en acciones puntuales estratégicas e intervenciones no planificadas: sanear, reparar y mantener.
Descripción
El proyecto conserva las cualidades extraordinarias del edificio original, su escala, racionalidad y monumentalidad, mientras que invita al espacio público y al paisaje a invadir las estructuras del edificio, utilizándolo para volver a conectar el centro de la ciudad con sus alrededores. La acción clave del proyecto es abrir el vestíbulo hacia un parque urbano escalonado para que la ciudad reconecte con su paisaje postindustrial. Durante la fase de construcción, se pidió integrar un centro de congresos, para lo que se introdujo un nuevo balcón, con la intención de comunicar el vestíbulo y tres aulas en el segundo piso con las terrazas entremedias. La planta inferior, junto a la calle, se convirtió en un espacio para festivales con capacidad para 5.000 personas. Los espacios de exposición se situaron encima y a los lados. Estas intervenciones permiten que el espacio central abierto se mueva hacia la ciudad y que diferentes acontecimientos tengan lugar simultáneamente. El trabajo con la topografía de los alrededores del edificio, donde también se han plantado sesenta tipos de semillas diferentes, invitan a la naturaleza a volver a habitar el espacio.
El ala sur no climatizada está disponible como aparcamiento público o se puede adaptar su uso si es necesaria más capacidad, lo que constituye una manera exitosa de equilibrar economía y ecología.
Valoración
El proyecto revela una ciudad diferente, rompiendo las fronteras entre lo construido y lo no construido, y aceptando que sus condiciones climáticas pueden ser interdependientes. Chapex se ha implementado como parte de un trabajo más amplio de planificación y transformación urbana y, inesperadamente para la ciudad, esta gran infraestructura ahora forma parte de una nueva ciudad verde.
El proyecto es una muestra de cómo la arquitectura tiene capacidad de reescribir lo que ya existe sin conflicto, como un prisma inspirador para una sociedad que se encuentra en plena transformación. El proyecto hace visible la importancia de reutilizar como una actitud esencial hoy en día, y también como una preparación para un futuro más sostenible.
[Última actualización: 06/11/2024]