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La zona este del casco antiguo de Olot es la parte más despoblada de la ciudad desde que el abandono de viviendas y comercios se ha incrementado en las últimas dos décadas. Se trata de una franja entre el actual núcleo urbano, al oeste, y el barrio de Sant Miquel, al este.
El Plan de Plazas (2018), fruto de un proceso colaborativo, sentó las bases para la reactivación de los espacios públicos del casco histórico. Para cada unidad básica de actuación se definieron una serie de microacciones con tres objetivos principales: establecer espacios de paso y convivencia, revitalizar las plantas bajas y poner en valor el patrimonio. Esta serie de transformaciones puntuales también tuvo en cuenta la escala de la ciudad; era necesario convertir los espacios en centros de interacción social que pudieran imbuir a todos los ciudadanos de un sentimiento de pertenencia.
Las primeras intervenciones emprendidas dentro del Plan de Plazas, cuya prioridad marcaban los vecinos, fueron en este distrito oriental: Can Sau, Escenografía de emergencia (2019), plaza Conill (2020) y Bon dia, ¡Carme! (2021).
Objeto de la intervención
Para dar solución al desafío de reactivar los espacios públicos de este barrio, los proyectos tuvieron una visión integral y unificadora basada en una serie de objetivos únicos. Se incluyó a los residentes como agentes activos, junto con un equipo técnico multifuncional que lo gestiona todo, desde la ingeniería civil hasta las políticas sociales. Se desarrolló como una serie estructurada de intervenciones, lejos de un proyecto urbanístico convencional, basadas en reutilizar lo que hay, volviendo a poner en valor la especificidad de cada espacio público y sus paisajes habituales. Se propusieron pautas de restauración y remodelación volumétrica de los edificios y se propuso revitalizar las plantas bajas para garantizar la vitalidad, el confort y la seguridad en la calle, abriéndolas y fomentando actuaciones para llenar los locales vacíos. Por último, se marcó como objetivo que cada plaza fuese patrocinada por una entidad para poder utilizarla como espacio libre para sus actividades.
Para conseguir todo esto, se diseñó un proceso a medida, realizado en la calle y ampliado en el tiempo, a partir del cual se concretaron las fases de trabajo en función de los resultados de los grupos de trabajo.
Descripción
El derribo de Can Sau dejó un solar baldío con una medianera y unos contrafuertes. Urgía destinar recursos al plano vertical para dotar de civismo y encanto a este espacio público. Con este objetivo, el proyecto “Escenografía de emergencia” se construyó con ladrillo hueco para completar las líneas sugeridas por los contrafuertes. Esta estructura inacabada, preparada para la apropiación por parte de los ciudadanos, fue más tarde trabajada por el artista visual Quim Domene a partir de una investigación sobre el pasado artesanal del barrio. En la plaza Conill se recuperó el nivel original del pavimento en torno a la fuente barroca del siglo XVIII, que ha sido restaurada y hoy está operativa. Esta sencilla operación, que sigue la geometría del pavimento existente y utiliza los mismos materiales, creó un banco en forma de anillo a su alrededor, de modo que mejora la relación de los comercios con la calle. En “Bon dia, ¡Carme!”, la frontera entre lo público y lo privado se desdibujó. Se priorizó la inversión en plantas bajas, abriendo la Escuela de Arte a la ciudad y adecuando un antiguo edificio industrial para la cooperativa de consumo L’Artiga.
Valoración
Las intervenciones del proyecto se plantean para todos los vecinos de Olot y establecen ejes que favorecen las relaciones e interacciones entre barrios socialmente segregados. Para los residentes del casco antiguo, se mejoró el confort y la vitalidad de la calle, destacando el patrimonio y reforzando el valor y la conveniencia de vivir en el corazón de la ciudad. Lo que antes era un solar baldío en Can Sau es ahora un espacio para la gente de la ciudad y un catalizador de actividades. Casi de inmediato, dos asociaciones locales empezaron a utilizarlo como salón exterior para la celebración de sus actividades. La apropiación de la intervención seguramente trasciende el uso al posibilitar múltiples lecturas. Aquello que en su momento fue una zona llena de coches aparcados, hoy es un espacio íntimo. En la plaza del Conill la recuperación de la fuente barroca y la pavimentación del entorno promovieron la apropiación y uso renovado por parte de los vecinos. En “Bon dia, Carme!” se abrieron mil metros cuadrados de comercios y se activaron ciento veinte metros de fachadas en un año. La Escuela de Arte y los negocios y las tiendas locales fortalecieron su presencia en la calle, y los nuevos empresarios y miembros de L’Artiga forman un grupo de tiendas de alimentos orgánicos que atraen a personas de toda la zona.
[Última actualización: 15/11/2022]
