Estado anterior
Con casi un millón de habitantes, Dnipró (Dnipropetrovsk hasta 2016) es la cuarta ciudad de Ucrania en cuanto a población, pero la primera en cuanto a desarrollo tecnológico, dado el peso de sus industrias de la maquinaria y la aeronáutica. De hecho, durante casi treinta años de la era soviética, fue un destino totalmente prohibido a los extranjeros porque alojaba secretamente el Yuzhmash, un importante centro de producción de misiles balísticos, por lo que se la conocía popularmente como «la ciudad cerrada de los cohetes». Hoy es una ciudad abierta y con una cultura vibrante y transgresora. De forma espontánea y más o menos aleatoria, docenas de colectivos de músicos, artistas visuales, poetas, arquitectos e ilustradores suelen ocupar espacios abandonados, esparcidos a lo largo y ancho de la Dnipró postsoviética, para conferirles nuevos usos y sentidos.El casco histórico de Dnipró yace en la orilla derecha del río homónimo, uno de los más largos de Europa. Cerca del río, está el Parque de la Cultura y el Ocio Taras Shevchenko, que es uno de los principales pulmones verdes de la ciudad. Dentro del recinto, un boquete semicircular delata la desaparición de un anfiteatro. Es el rastro de un equipamiento estalinista de los años treinta, un teatro de verano, al aire libre, con un aforo bastante generoso. Estaba completamente construido con madera, motivo por el que desapareció del todo, durante la Segunda Guerra Mundial, fruto de un incendio devastador. En los años setenta, tal vez en un tímido intento de restaurar la función propagandística del equipamiento, se dispuso en el centro de la curva definida por el anfiteatro un plató circular de hormigón.
Objeto de la intervención
En 2017, el antiguo teatro del Parque de la Cultura y el Ocio se convirtió en un candidato a la ocupación por parte de los colectivos culturales de la ciudad. Con la excusa de reactivar la función cultural del lugar, el objetivo principal de la acción era fomentar la red rica y diversa de movimientos sociales y artísticos que se había cohesionado, tres años antes, con la chispa del EuroMaidan. Esta oleada de protestas y disturbios que exigían más democracia e integración europea tuvo mucha repercusión en Dnipró, donde se sucedieron manifestaciones con decenas de miles de seguidores. Bajo el amparo de Kultura Medialna, una organización no gubernamental que, desde 2013, reúne a músicos, artistas, diseñadores, arquitectos y gestores culturales en torno al arte contemporáneo, la innovación tecnológica o las temáticas urbanas, se convocó una llamada abierta para decidir colectivamente cómo apropiarse del lugar. Esta vez, más que de ocupar un espacio existente, se trataba de reconstruir un escenario desaparecido. Como punto de partida, había el consenso de que el lugar de encuentro reactivado no podía reproducir la cultura propagandística del teatro estalinista, sino que debía servir como detonante de la reflexión crítica y el debate abierto a partir de diferentes formatos de expresión artística y cultural. Todo comenzó con un crowdsourcing (abastecimiento participativo) en línea que recogió 7.500 euros. Pero, más que recaudar fondos para financiar la intervención, el llamamiento quería reclutar a activistas para la causa.Descripción
El proyecto de un escenario temporal en el anfiteatro del Parque de la Cultura y el Ocio fue fruto de un proceso de diseño colaborativo en línea. Varios arquitectos, ingenieros y artistas trabajaron conjuntamente en la delineación de los planos y la redacción de la memoria constructiva. Los activistas empezaron a reunir herramientas, a comprar materiales y a organizar brigadas para desbrozar el terreno y comenzar la obra. Los tres meses que fueron necesarios para construir el escenario funcionaron perfectamente como un mecanismo de cohesión social que engendró una nueva comunidad. El escenario se concibió como una construcción temporal y reversible, con la voluntad de durar una sola temporada de verano, después de la que sería completamente desmontado. A pesar de su carácter efímero, la construcción no renunciaba a exhibir francamente su determinación a la hora de tomar posesión del sitio.Erigido sobre el plató circular de hormigón, el escenario consistía en un telón de fondo alargado y horizontal, coronado por una cámara acústica inclinada, diseñada para amplificar el sonido. Soporte de una gran pantalla para proyecciones, el telón escondía una crujía de unos tres metros de ancho que contenía almacenes y, a modo de reservado entre bastidores, un porche con vistas al río. La estructura estaba hecha con pilares y vigas de madera maciza y los cerramientos eran de paneles contrachapados. Todos los elementos constructivos se acoplaron in situ y en seco, en un proceso de autoconstrucción asistida tipo DIWO (Do It With Others, hazlo con los demás) donde las brigadas de activistas adquirieron nuevas habilidades de la mano de profesionales e industriales de empresas proveedoras locales. La intervención se engalanó con plantas cedidas por el Jardín Botánico de la ciudad. Al final del verano, después de acoger unos sesenta eventos programados de forma democrática por la comunidad autogestionada, se decidió que el escenario permaneciera en el parque hasta la próxima temporada. Si las autoridades no lo retiran, los activistas reemplazarán los paneles degradados por las inclemencias del invierno y corregirán las carencias de diseño que el uso del espacio haya revelado.
Valoración
Hasta finales de los años ochenta, decenas de miles de operarios, ingenieros y científicos altamente cualificados trabajaban en la planta de misiles del Yuzhmash, que, oficialmente, mantenía la apariencia de una fábrica de tractores agrícolas y electrodomésticos de cocina. Ellos y sus familias, que representaban a más de la mitad de la población, estaban obligados a guardar el secreto de una producción que resultaría clave durante la Guerra Fría.
Hoy Dnipró ya no es la ciudad prohibida donde el conocimiento se mantenía en secreto y la política se recluía en casa. El escenario temporal del Parque de la Cultura y el Ocio ha demostrado la existencia de una alta demanda de equipamientos culturales con prácticas innovadoras y actividades alternativas. Como un alegato a favor de la autogestión y la coproducción de lugares de encuentro para la interacción social, la experiencia que deja el escenario es la confirmación de que la sociedad civil ucraniana está preparada para repensar los usos y los valores que las autoridades otorgan al espacio público. La controversia está servida. A la espera de ver si respetarán el teatro y tomarán nota de la lección, no les puede caber ninguna duda de que el cambio ya ha comenzado.
David Bravo
PUBLIC SPACE / Escenario (Dnipró, Ucraina). Mención especial. Premio Europeo del Espacio Público Urbano 2018 (VO En Subt Ca) from CCCB on Vimeo.
[Última actualización: 20/04/2023]