Estado anterior
Gignac-la-Nerthe es una ciudad provenzal situada unos veinte kilómetros al noroeste de Marsella. Su población, de poco más de nueve mil habitantes, se ha quintuplicado desde los años sesenta, primero, debido a la ola migratoria de los franceses repatriados de Argelia y, a partir de los años ochenta, por la llegada de familias que huían de la dureza de la periferia marsellesa. La mayor parte de los recién llegados se instalaron en casas aisladas de bajo coste y el municipio, carente de industria y despojado de sus antiguas explotaciones agrarias, adquirió una configuración poco densa y exclusivamente residencial.A lo largo de este proceso de crecimiento, se cuidó poco la calidad del espacio público. Esto y la ausencia de un patrimonio histórico remarcable fueron en detrimento de la identidad colectiva de la ciudad y de la posibilidad de hacer vida en común. Estas carencias se palpaban en torno a la propia sede del Ayuntamiento. La nave que ocupa estaba flanqueada por dos plazoletas desvencijadas, una de ellas lindante con la parte trasera de la iglesia y la otra con un viejo granero abandonado. Ambos espacios públicos estaban invadidos por coches y rodeados de casas destartaladas y solares desocupados.
Objeto de la intervención
En el año 2012, con el objetivo de inyectar vida en el centro, se decidió prolongar la sede del Ayuntamiento con un pabellón que alojara usos comunitarios. Con esta iniciativa, el consistorio pretendía, por un lado, contribuir a la densificación del centro edificando alguno de sus solares vacíos. Por el otro, se trataba de incentivar a la población a encontrarse en el centro urbano para compartir actividades muy diversas y al aire libre. La operación, que actuó sobre una superficie de tres mil metros cuadrados, supondría una inversión de tres cuartos de millón de euros.Descripción
El nuevo pabellón municipal de Gignac-la-Nerthe es un prisma blanco y exento que se extiende setenta metros siguiendo el eje de la fachada norte del Ayuntamiento. Es bajo y estrecho, de unos tres metros de altura por cuatro y medio de ancho, y atraviesa un jardín de plantas provenzales que se corresponde con dos solares antes desocupados. Una de sus testeras, decorada con un mosaico de baldosas cerámicas encontradas en el lugar, da a la plaza que se halla al norte del consistorio. Para que ello fuera posible, hubo que derribar una casa adosada al viejo granero abandonado, que ha sido restaurado e integrado en el conjunto de dotaciones municipales. La otra testera del pabellón se empotra contra un talud que hay en el fondo del jardín.El pabellón consta de cuatro porches que comunican transversalmente los dos lados del jardín y que se intercalan con partes opacas donde hay almacenes, servicios públicos y cuartos de instalaciones. Algunos de los porches tienen el techo impermeable, mientras que los demás son más bien pérgolas hechas de lamas de protección solar. Uno de los primeros, un espacio escénico donde pueden celebrarse representaciones teatrales y proyecciones de cine, está provisto de una grada que reposa sobre el talud del final del pabellón. Otro de los porches completamente cubiertos está dedicado al agua. Llega hasta él un canal con peces que se nutre de un pozo preexistente. Bajo las pérgolas semicubiertas hay un espacio para celebrar veladas y almuerzos al aire libre y un pequeño teatro de marionetas.
Valoración
Rotundidad y delicadeza se combinan en el nuevo pabellón municipal de Gignac-la-Nerthe siguiendo una vieja tradición mediterránea. Es la que celebra la vida pública con volúmenes claros y puros que juegan bajo la luz del sol. También la que mima la vida íntima ofreciéndole rincones acogedores robados a la sombra fresca. Convexidad reluciente y concavidad en penumbra, una doble condición que otorga al pabellón poderes complementarios. En las grandes ocasiones, se convierte en un reclamo capaz de convocar a la comunidad hacia el centro; el resto del tiempo, invita al ciudadano a hacer del mismo un uso íntimo y cotidiano.David Bravo Bordas, arquitecto
[Última actualización: 02/05/2018]