Estado anterior
Durante el siglo XVIII, el puerto fluvial de Nantes fue el principal punto de partida de expediciones francesas dedicadas a la trata de esclavos. Los barcos negreros participaban del denominado «comercio triangular», establecido entre las costas atlánticas de Europa, África y las Antillas. Buena parte de la riqueza de la ciudad proviene de aquel funesto negocio y se manifiesta en la suntuosidad de los palacios erigidos por las familias que se dedicaban al mismo.El Quai de la Fosse, muelle que ocupa la orilla derecha del Loira entre el puente de Anne de Bretagne y la pasarela de Victor Schoelcher, fue durante esa época el escenario principal del puerto. Desaprovechando las vistas sobre el río, su superficie era hasta hace poco tiempo utilizada como aparcamiento al aire libre. Bajo el firme escondía una estructura triangulada de hormigón armado, que se apoyaba sobre el paramento de un muro de contención del siglo XVIII. Las crecidas del Loira hacían que ese espacio quedara todos los días parcialmente sumergido.
Objeto de la intervención
La ciudad permaneció de espaldas a la memoria de su tenebrosa relación con la esclavitud hasta 1990, en que una exposición la explicitó públicamente. Años más tarde, el ayuntamiento destinó siete millones y medio de euros a la transformación del Quai de la Fosse en un espacio dedicado a la reflexión acerca de la historia de la esclavitud, la conmemoración de su abolición y la divulgación de las luchas que aún se libran contra las actuales formas de esclavitud. Al mismo tiempo, la intervención pretendía mejorar la relación de la ciudad con el río.Descripción
El aparcamiento superficial del Quai de la Fosse fue transformado en un paseo de ribera de trescientos cincuenta metros de longitud. En su pavimento se incrustaron inscripciones que reproducen el nombre de cerca de dos mil expediciones de barcos negreros franceses, con las correspondientes fechas de salida y los puertos de los que zarparon (la mitad lo hicieron desde Nantes). Todas ellas incluyen la inscripción «Navire Négrier» (barco negrero) como recordatorio explícito del objetivo de las expediciones.El paseo superficial también da acceso al espacio del nivel inferior, en el que la estructura triangulada preexistente fue protegida de las aguas del Loira a través de una cubeta de hormigón impermeabilizada. Su ejecución requirió de complejas obras de ingeniería que había que programar en función de las crecidas del río. El espacio resultante es una galería de sección trapezoide, consecuencia del encuentro entre los pórticos inclinados de la estructura, el muro del dique del siglo XVIII y la losa del paseo superior. Casualmente, la forma de esta sección recuerda a la bodega de un barco negrero, efecto reforzado por la posición parcialmente sumergida de la galería y por su estrechez.
Esta coincidencia significativa refuerza con coherencia el sentido de la galería, que contiene un área de información, un espacio expositivo dedicado a la historia de la trata de esclavos y a las diferentes luchas que han combatido la esclavitud hasta el presente. El equipamiento museológico se complementa con las salas expositivas del recién reformado Château des Ducs de Bretagne y con la organización de itinerarios que recorren la ciudad mostrando, entre otras cosas, las suntuosas residencias de los antiguos marchantes de esclavos.
Valoración
Con esta intervención, Nantes se dota de un espacio público impregnado de sentido ético que proyecta luz sobre algunos de los episodios más tenebrosos de su pasado. La actitud transformadora de una obra que ofrece a la ciudad un nuevo paseo fluvial trasciende la dimensión física para alcanzar la dimensión política. La coincidencia significativa de la forma arquitectónica con su contenido va más allá del mero acto de constricción para adoptar un compromiso cívico en la defensa de los derechos humanos.David Bravo Bordas, arquitecto
[Última actualización: 13/12/2021]