Estado anterior
Surgida durante la edad media en un vado del río Bode, Staßfurt vivió su apogeo económico durante la segunda mitad del siglo XIX, gracias a la explotación de las minas de sal de su subsuelo. Al descubrirse que el nitrato potásico podía procesarse para obtener, aparte de pólvora, potentes fertilizantes, la ciudad se convirtió en uno de los principales focos de producción salina de Alemania. Lejos de limitarse al sector primario, el casco urbano supo rodearse de numerosas industrias químicas que producían los valiosos derivados de este mineral procesándolo muy cerca de su punto de extracción.Sin embargo, la ciudad acabaría pagando muy cara esa prosperidad. El desconocimiento de la composición del subsuelo y de sus corrientes freáticas desencadenó errores de perforación que, dada la proximidad del río, tendrían trágicas consecuencias. El agua inundó los pozos disolviendo masas salinas y provocando el colapso de muchas cavidades subterráneas. El núcleo medieval sufrió un hundimiento paulatino que, al cabo de unas décadas, lo había deprimido más de seis metros, dejándolo por debajo del nivel freático. Hacia los años sesenta del siglo XX, unos ochocientos edificios, incluidos el Ayuntamiento y la iglesia, estaban tan dañados que tuvieron que ser derribados para evitar su derrumbe repentino.
Desde entonces, la zona en la que se había situado el corazón de Staßfurt permaneció como un vacío yermo e informal. La inestabilidad del terreno y la magnitud de la catástrofe hacían inevitable restablecer lo que se había perdido. Además, tanto la minería como la industria química abandonaron la ciudad, que sufrió un fuerte declive económico y demográfico. Perdida la carga referencial y gravitatoria del casco antiguo, los pocos crecimientos urbanos que posteriormente han nutrido el municipio lo han hecho de modo disperso y desorientado.
Objeto de la intervención
Al cabo de los años, se hizo evidente hasta qué punto la permanencia de un casco histórico íntegro y representativo es necesaria para el sentido de identidad colectiva de los habitantes de una ciudad. También que a Staßfurt le hacía falta un núcleo aglutinador y articulador sobre el que pudiera pivotar su desarrollo futuro. A partir de 2004, el Ayuntamiento inició un proceso participativo que reunió a los vecinos en torno a un reto. Había que aceptar la pérdida física del casco histórico sin renunciar a preservarlo en la memoria colectiva. Al fin y al cabo, había que dar con una solución para que el abrumador vacío dejado por el antiguo centro acabara cicatrizando.Descripción
La aceptación de la pérdida empezó a materializarse en 2005, cuando se permitió que las aguas freáticas inundaran parte del cono de depresión del terreno para formar un lago. Sus orillas se resiguieron con rellenos de piedra en alusión a los cristales de sal que tanta prosperidad y desgracia habían traído a Staßfurt. Un nuevo puente peatonal da continuidad a la Kottenstraße, vía que había quedado cortada por la aparición del lago. Contrariamente, el callejón Marktgasse se interrumpe al chocar con el agua, justo después de formar una escalinata que hace las veces de gradería, para acabar asomando un pequeño muelle sobre el lago. En la orilla opuesta, unas escaleras esquineras señalan el punto por el que el callejón volvería a emerger del agua para seguir su camino.El lago queda rodeado por un sendero pavimentado, acompañado en la orilla este por un banco corrido de piedra que recoge la base de un talud de césped. En la orilla sur, el sendero también abarca un prado rectangular que cubre el antiguo cementerio elevándose un metro y medio respecto a su entorno para indicar la cota original de la necrópolis. En medio del prado, un recinto delimitado por una plancha metálica y rellenado de tierra plantada con césped dibuja la base del antiguo campanario de la iglesia que, conocido justo antes de desaparecer por su pronunciada inclinación, había sido durante cinco siglos el icono más representativo del perfil de Staßfurt. Aun algo más al sur, una explanada rectangular revela la ubicación del antiguo mercado municipal. Es dura, está despojada de vegetación y solo ocupada por un banco semicircular de hormigón.
En la orilla de poniente, una plantación reticular de cerezos se ha apoderado de los terrenos privados de una fábrica abandonada, a la espera de que algún día pueda retomarse en ellos alguna actividad más concreta. Al norte, los denominados «Jardines de potasio» rodean la torreta de un antiguo pozo de extracción de sal. En algunos puntos, inscripciones empotradas en los pavimentos reflejan con cifras el grado de hundimiento del suelo. Las pocas casas que se habían salvado del hundimiento fueron reforzadas y restauradas. Entre el lago y el eje comercial de Steinstraße, situada a levante, se han edificado de nuevo algunos huecos dejados por derribos preventivos. Asimismo, se han renovado edificios que habían quedado vacantes y que ahora ven florecer nuevas actividades comerciales.
Valoración
La depresión física y psicológica en que había caído el núcleo medieval se ha visto parcialmente compensada por una intervención franca y decidida que ha permitido a Staßfurt aceptar su historia y levantar de nuevo la cabeza para encarar el futuro. El centro antiguo es ahora el antiguo centro, un lugar representativo que no restituye el pasado, pero que lo reconoce y lo rememora. No lo hace con la pesadumbre paralizante de un memorial restringido a la contrición, sino con el optimismo esperanzador de una zona verde abierta a los usos lúdicos que quiere convertirse en un lugar de encuentro y un núcleo articulador.David Bravo Bordas, arquitecto
[Última actualización: 02/05/2018]