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Rodeada de lagos y bosques, Zarasai es una bella localidad de la frontera entre Lituania y Letonia. Por ella pasa la autopista internacional que une Varsovia con San Petersburgo y es un lugar de estancia acostumbrado a recibir visitantes. Se erige sobre un istmo de tierra a la orilla del lago Zarasas y se organiza en un ensanche radial que confluye en un pequeño parque central.A unos trescientos metros del parque, detrás de la iglesia, está la plaza mayor, tangente a la principal carretera de acceso a la ciudad y sede del museo y la biblioteca. A pesar de la proximidad del lago, esta plaza quizá es el único espacio público en el que la ciudad se relaciona visualmente con el agua, aunque lo hace desde una altura de más de quince metros impuesta por la topografía. Es cierto que un paseo de ribera recorre la orilla del lago de sur a norte, pero lo hace al pie de un gran talud que le da un carácter muy poco urbano. El paseo, dotado con un sendero para bicicletas, llega hasta un bello lugar de las afueras que, conocido como la playa de Zarasai, ofrece inmejorables vistas de la ciudad reflejada sobre las aguas del lago.
Objeto de la intervención
En 2008, la Municipalidad del Distrito de Zarasai, que también engloba la ciudad de Dusetos y otras poblaciones menores, destinó más de medio millón de euros a sufragar una intervención que debía conectar la plaza con el paseo inferior, mejorando la relación visual de la ciudad con el lago. El principal reto consistía en respetar el valor paisajístico de la orilla y al mismo tiempo aprovechar el reclamo visual del principal acceso a la ciudad para representarla y dar la bienvenida a los visitantes.Descripción
A los tres años, se han renovado los pavimentos de la plaza y una nueva pasarela de trazado helicoidal salva sobre finos pilares metálicos de diecisiete metros de altura el desnivel que la separa del lago. Describe un círculo de treinta y cuatro metros de diámetro y tiene un recorrido total de más de un centenar. Los pilares se emparejan formando pórticos cruzados que les otorgan rigidez. La rampa, de unos dos metros de ancho, está pavimentada con una tarima de latas de madera y protegida con una barandilla de perfiles de acero inoxidable rellenados con malla metálica. El pasamano soporta luminarias fluorescentes que iluminan el suelo de la rampa y que, de lejos, resaltan su trazado rizado sobre el fondo abstracto de la noche. La pasarela aterriza en la cota cero formando unas escaleras en la dirección perpendicular al paseo de ribera y lo cruza adentrándose unos metros en el agua para formar un embarcadero.Valoración
Sin romper la integridad de la fachada urbana que se percibe desde la playa de Zarasai, la pasarela circular es visible desde la autopista, de modo que saluda a los visitantes y les invita a disfrutar de la belleza del lugar. Ahora resulta más fácil recorrer a pie o en bicicleta el bello itinerario que separa la plaza de la playa. También asomarse desde el nivel de la ciudad para tener una buena panorámica del lago.David Bravo Bordas, arquitecto
[Última actualización: 20/04/2022]