Estado anterior
Poco más de un kilómetro al sur de la Potsdamer Platz, cerca de la orilla izquierda del canal de Landwehr, un extenso terrain vague con forma triangular separaba los barrios de Kreuzberg, a levante, y Schöneberg, a poniente. Conocido como Gleisdreieck, que significa «triángulo ferroviario», era el resultado del cruce de varios viaductos de ferrocarril que, desde mediados del siglo XIX, entraban a Berlín por el sur. Sobre una plataforma de unas veinte hectáreas elevada cuatro metros por encima de la ciudad, fueron acumulándose vías, cocheras y depósitos de mercancías de tres antiguas estaciones de tren muy próximas entre sí, la Dresdner Bahnhof (1875-1882), la Potsdamer Bahnhof (1838-1944) y la Anhalter Bahnhof (1839-1952).A medida que las infraestructuras fueron quedando fuera de servicio, el lugar cayó en el abandono y el olvido, llegando a ser utilizado como vertedero a partir de 1945. Mientras tanto, la vegetación lo conquistaba convirtiéndolo en un insólito enclave natural dentro del territorio urbano. Durante décadas, la adyacencia del Muro de Berlín contribuyó a que el Gleisdreieck se consolidara como tierra de nadie. Solo la homónima estación del U-Bahn, el metro berlinés, daba testimonio de él a través de su nombre. Pero, poco antes de la caída del Muro, el Museo Alemán de la Tecnología se instaló en el tercio noroccidental del sector, atrayendo a un gran número de visitantes y dándole visibilidad. Sin embargo, fue la reunificación de la capital alemana lo que hizo que el lugar ganara mayor centralidad y que se hiciera inexcusable hallarle un destino.
Objeto de la intervención
A partir del año 2006, el Estado de Berlín se propuso convertir el Gleisdreieck en un gran parque urbano que articulara los diferentes tejidos urbanos que confluyen en el mismo. La molesta discontinuidad que el enclave había generado durante décadas presentaba ahora la oportunidad de integrar el área sur de la Potsdamer Platz con los barrios de Kreuzberg i Schöneberg. La creación del parque detonaría una de las mayores expansiones urbanas del Berlín interior, inserta en el marco de muy diversos usos, velocidades y realidades sociales. Debía motivar el desarrollo de dieciséis nuevas hectáreas de barrios productivos con capacidad para integrar a diferentes generaciones y estrados sociales en torno a un modelo de ciudad sostenible y bien relacionada con la naturaleza. De un diálogo intenso con propietarios y vecinos surgió la necesidad de adecuar esos objetivos a la preservación del patrimonio ferroviario preexistente.Descripción
Una vez sometidos a un proceso de desbrozo y descontaminación, los terrenos del parque se ordenaron mediante una combinación de elementos preexistentes y añadidos. El conjunto se organiza en torno a un gran prado central, cruzado de este a oeste por un sendero de hormigón y de norte a sur por un par de vías de tren. Una vez al mes, el tren recorre lentamente las vías, desde su depósito hasta el Museo Alemán de Tecnología. El sendero de hormigón, que es continuación de uno de los principales bulevares de Kreuzberg, nace a levante salvando los cuatro metros de elevación de la plataforma a través de una escalinata y muere a poniente, de repente, al encontrarse con las vías del U-Bahn.Al norte del prado hay una gran losa de hormigón de aristas redondeadas y con un canto lo suficientemente alto como para que todo su perímetro sirva para sentarse. Bien orientada a mediodía, funciona como una gran terraza soleada, llena de bancos provistos de reposapiés. Al sur, el prado se asoma sobre el hueco de la calle de York, un paso inferior salvado por más de una quincena de puentes por lo que antiguamente llegaban los trenes. Al este del prado hay un bosque muy espeso, formado por arces, robles, abedules y limoneros existentes y complementados con nuevos ejemplares. Ahí, un par de pórticos metálicos de gran tamaño sirven para sujetar dos columpios. Los bordes del parque están resueltos con una colección de espacios específicos, como viveros, pistas deportivas, superficies cóncavas para monopatines, escenarios para bailar tango, jardines comunitarios o simples extensiones de grava extraída del lugar.
Valoración
No exento de controversias entre los defensores de la salvaguarda del patrimonio ferroviario y los partidarios de regenerar los barrios adyacentes, el Parque de Gleisdreieck se abrió en septiembre de 2011. El corazón de Berlín cuenta ahora con un nuevo pulmón verde en el que la sensualidad de pequeños rincones con muy diferentes atmósferas se conjuga con un orden de gran escala, extenso, áspero y robusto. Precisamente, ello ha sido posible porque la intervención no se ha limitado a restituir vestigios industriales para nutrir la historia del ferrocarril. Como si también hubiera querido tener en cuenta las seis décadas de ausencia humana en que la naturaleza lo ocupaba libremente, el parque ha sabido conservar en cierta medida el espíritu del no lugar que lo precedió.David Bravo Bordas, arquitecto
[Última actualización: 02/05/2018]