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El puerto de Cangas do Morrazo ocupa estratégicamente una bahía de la ría de Vigo y acoge una intensa actividad náutica y pesquera que no se contradice con la belleza del paisaje que lo rodea. Lo cierra por el sur un espigón formado por dos brazos rectilíneos que se encuentran en ángulo sumando un recorrido de más de quinientos metros de longitud y que ofrecen una buena perspectiva de la ciudad desde el mar.En el muelle interior del espigón hay un amarre y una vía de tráfico rodado que sirven el club náutico, mientras que el lado que se orienta hacia la ría está reseguido por un paseo peatonal ligeramente elevado y un dique de grandes bloques de piedra. Frecuentados por el público que asiste a la celebración de regatas y por pescadores de caña, el paseo y el dique gozaban de una cierta popularidad. En el muelle interior, sin embargo, un aparcamiento al aire libre consumía una gran cantidad de superficie y embrutecía sensiblemente la calidad de este espacio.
Objeto de la intervención
En 2003, el organismo que gestiona los puertos de Galicia promovió una intervención que debía eliminar este aparcamiento superficial para dotar al espigón de una hilera de cuarenta casetas para pescadores. Sin comprometer las cualidades que ya atraían a la gente del lugar, la actuación pretendía reforzar una actividad muy arraigada en Cangas y darle la visibilidad suficiente para que todo el mundo pudiera disfrutar de ella.Descripción
Agrupadas en conjuntos de tres o cuatro unidades, las casetas están dispuestas en torno a espacios exteriores de trabajo. Se organizan en dos niveles y permiten a los pescadores almacenar sus aparejos. Están soportadas con una estructura de perfiles tubulares revestida con planchas moduladas de acero galvanizado. Los espacios exteriores de trabajo quedan protegidos por mallas electrosoldadas que generan celosías de distintas densidades.La hilera de casetas queda interrumpida por diez pasos transversales que comunican el muelle interior, en el que están amarradas las embarcaciones, con el dique exterior, donde se practica la pesca de caña. Estas interrupciones aumentan la permeabilidad de la fachada del conjunto y minimizan su impacto paisajístico. El paseo que resigue el dique exterior permite a los peatones contemplar la actividad de los pescadores. Ha sido pavimentado con tarimas de madera y con tendidos de hormigón. En lugar de gravas, este hormigón aglomera conchas recicladas de las industrias conserveras locales.
Valoración
A pesar de la especificidad de sus destinatarios, esta intervención dinamiza el espigón como espacio público y lo ordena alrededor de una actividad atractiva para todo el mundo y profundamente arraigada a la realidad de Cangas do Morrazo. Las tareas y los aparatos que despliega esta actividad popular invaden la estructura neutra y contenidamente minimalista de las casetas para conferirle un aspecto vivo y cambiante a lo largo de tiempo.David Bravo Bordas, arquitecto
[Última actualización: 12/03/2024]