Estado anterior
A pesar de ser uno de los mayores templos góticos de Europa, desde el siglo XIX la catedral de Colonia se ve bastante afectada por la presencia de la vecina Hauptbahnhof (Estación Central), un nodo del transporte ferroviario nacional e internacional, de dimensiones colosales, que aloja diariamente a un flujo de 250.000 pasajeros. Justo después de cruzar el Rin por encima del Hohenzollernbrücke, un puente metálico que apunta directamente hacia el templo, el haz de vías que llega a la estación esquiva la catedral describiendo un arco bastante cerrado y pasando a escasos cincuenta metros del ábside. La gran cubierta que protege las vías adopta una posición sesgada respecto a los ejes principales del templo y hace que la Bahnhofvorplatz, la plaza que ambos edificios comparten, adquiera un perfil triangular y una cota notablemente inferior a la de la catedral. Los bombardeos aliados de la Segunda Guerra Mundial destruyeron casi toda la estación y liberaron momentáneamente a la catedral de su molesta vecina. Pero, con la urgencia y la precipitación de la posguerra, se desaprovechó la oportunidad de reconstruir la Hauptbahnhof en unos terrenos disponibles más alejados.Inaugurada en 1957, la estación reconstruida no sólo mantuvo el emplazamiento de su predecesora, sino que amplió su tamaño y redujo la distancia que la separaba de la catedral. Para hacer llegar el tráfico rodado a la Hauptbahnhof, en los años setenta se abrió la Trankgasse, una vía subterránea con varios carriles de circulación que pasaba a menos de cinco metros de los cimientos de la catedral. Un piso por debajo de esta vía aún se abrió un túnel para hacer pasar el U-Bahn, el metro de la ciudad. El nivel del metro y el de los coches quedaban conectados con la estación a través de un complejo sistema de pasillos y escaleras mecánicas que estrechaban considerablemente los espacios. Todo ello estaba cubierto por una plataforma que, desde la cota del portal septentrional del templo y a través de un aparatoso sistema de terrazas poligonales y escaleras sesgadas, descendía hasta el nivel de la Bahnhofvorplatz. Esta intervención acabó de borrar la topografía del promontorio sobre el que se había construido la catedral y el perfil que históricamente había caracterizado el casco antiguo de la ciudad.
Objeto de la intervención
En 1998, el ayuntamiento decidió desplazar el tráfico rodado que llega a la Hauptbahnhof hacia el lado norte del edificio. Esto permitió plantear la posibilidad de reducir la sección del túnel de la Trankgasse hasta la mitad y de realizar una intervención para disminuir y simplificar la plataforma que la cubre. De este modo se podría liberar un vacío que mejorara la percepción de la fachada norte del templo y recrear la topografía original del promontorio sobre el que fue construido.Descripción
La intervención realizada sustituyó la aparatosa plataforma preexistente por una escalinata de setenta metros de ancho que sigue la dirección del eje principal de la catedral. Sus tres tramos de escalera arrancan desde el portal norte del templo y se apresuran a caer hasta el nivel de la Bahnhofvorplatz para permitir que ésta gane una extensión considerable. Tanto la plaza como la escalinata se han revestido con un pavimento de piezas de granito que las funde en un solo cuerpo y refuerza la sensación de que el suelo se pliega para reproducir la topografía original del promontorio.De vez en cuando, la escalinata está surcada por pasamanos de bronce con luminarias incorporadas que las iluminan de noche. El flanco oriental de la plaza está ritmado por siete grandes postes de alumbrado que acompañan el recorrido entre la estación y el templo. El sistema de pasillos subterráneos y escaleras mecánicas que conectaba la estación con los diferentes niveles del subsuelo se ha sustituido por un simple núcleo de ascensores que emerge a la superficie cerrando el extremo occidental de la escalinata y dando acceso a las cotas del metro, la Bahnhofvorplatz y el portal de la catedral.
Valoración
La catedral de Colonia sigue estando oprimida por varias construcciones modernas que, como el Museo Ludwig, se le acercan excesivamente. A pesar de todo, la nueva escalinata ha servido para restituir parcialmente el perfil original del casco antiguo y para liberar un vacío majestuoso que recibe al viajero que llega a la ciudad en tren con una buena perspectiva del templo. Como en tantas otras ocasiones, este acto civilizador del espacio público ha pasado por la revisión de los excesos que el vehículo privado cometió sobre la ciudad europea durante la segunda mitad del siglo XX.David Bravo Bordas, arquitecto
[Última actualización: 26/05/2023]