Estado anterior
Desde los años sesenta, los excesos de la especulación inmobiliaria, la imprecisión de las normativas de edificación, la fragmentación del suelo urbano en multitud de pequeños núcleos o, incluso, el surgimiento de un imaginario ecléctico que bebe de arquitecturas foráneas, importadas por una población históricamente acostumbrada a la emigración, extendieron por el litoral gallego un devastador fenómeno urbanístico conocido popularmente como «feísmo». La desalineación de los edificios, la irregularidad de sus alturas, la abundancia de construcciones inacabadas, la coexistencia inarmónica de estilos y materiales, la profusión de ornamentaciones exageradas o la simultaneidad de usos incompatibles acabaron por estropear seriamente muchos de los pueblos de la paradisíaca Costa da Morte.El fenómeno no hizo excepciones con Malpica de Bergantiños, un pueblo situado en una península y asomado al puerto pesquero que resigue el perfil arqueado de su flanco oriental. La accidentada topografía provoca que los muelles queden hundidos respecto a las calles del pueblo, que deben llegar ahí a través de un conjunto de plataformas y muros de contención comunicados por rampas y escaleras. El declive de la pesca ballenera, que durante el siglo XIX le había otorgado cierta relevancia, y la desaparición de la industria conservera, a mediados de siglo siguiente, lo convirtieron en un puerto menor, dedicado a la pesca costera, artesana y de pequeñas embarcaciones.
Al cabo de años de decadencia, las instalaciones portuarias estaban obsoletas y sufrían falta de criterio en los usos y desorden en las formas y los volúmenes. Los muros de contención de piedra presentaban un mal estado de conservación y las plataformas estaban indiscriminadamente ocupadas por embarcaciones, vehículos e incluso edificaciones más o menos provisionales y mal emplazadas. Entre ellas había varios almacenes, un taller de reparación y unas instalaciones de la Cruz Roja. Aparte de complicar la relación de Malpica con su puerto, la situación dificultaba el acceso a otros lugares emblemáticos del frente marítimo. Éste era el caso del Mirador del Murallón, un saliente rocoso situado en la Punta da Plancha, al final del muelle meridional, y desde el que puede disfrutarse de bellas vistas sobre el pueblo y el océano.
Objeto de la intervención
La necesidad de renovación de las instalaciones portuarias y de regeneración paisajística del frente marítimo motivó que la asociación local de pescadores y el ente público que gestiona los puertos de Galicia alcanzaran el consenso suficiente para llevar a cabo una intervención que debía restablecer la relación entre la vida del pueblo y la del puerto. La construcción de un nuevo muelle, amplio y provisto de elevador, permitiría guardar y mantener las barcas de forma adecuada y posibilitaba liberar las plataformas del puerto para que pudieran convertirse en espacios públicos abiertos a todos los ciudadanos.Descripción
La intervención realizada comprende el área que va desde la bajada del pueblo hasta el Mirador del Murallón, aunque pertenece a un proyecto más amplio que tiene que acabar cubriendo la totalidad del frente marítimo. Los característicos muros de piedra que contienen la memoria del lugar han sido respetados y reparados. Los almacenes y el taller de reparación se han trasladado a una nave industrial cercana y las plataformas se han vaciado de embarcaciones y vehículos y se han entregado en exclusiva a los peatones. Su firme se ha recubierto con losas prefabricadas de hormigón que representan diferentes variaciones de un mismo módulo para adaptarse a situaciones diversas. Tienen la doble condición de revestimiento y de elemento estructural, puesto que su cara superior es el pavimento acabado y uno de sus extremos trabaja en voladizo. Cada pieza sobresale más allá del muro de piedra que la soporta consolidando su coronamiento y protegiéndolo de la lluvia. El extremo del voladizo se dobla suavemente hacia arriba para ofrecer a los paseantes un elemento de protección contra caídas sin impedir la vista del paisaje. El pliegue del extremo opuesto de la pieza impide el acceso de los vehículos a la zona peatonal. La yuxtaposición de las piezas forma un recorrido que llega hasta el Mirador del Murallón, que ha sido ampliado y separado del tráfico rodado.Valoración
Revertir completamente los estragos del «feísmo» requeriría una serie de actuaciones tan costosas que probablemente quedarían fuera del alcance de un municipio del tamaño de Malpica. Sin embargo, a través de la aplicación de una solución constructiva al mismo tiempo austera y eficaz, la renovación del puerto ha sabido dar al frente marítimo un tratamiento lo suficientemente ordenado y unitario como para contrarrestar en buena medida sus efectos. La actuación ha potenciado las condiciones que caracterizan el puerto como un lugar de intercambio, de relación y de protección para transformarlo en un espacio público que ofrece generosamente a todos los ciudadanos la oportunidad de disfrutar de la contemplación de las labores de los pescadores y de una costa marina de una belleza excepcional.David Bravo Bordas, arquitecto
[Última actualización: 02/05/2018]