Estado anterior
Tras experimentar uno de los crecimientos urbanos más importantes de Noruega, Sandnes ha ocupado los quince kilómetros de territorio rural que la separaban de la ciudad de Stavanger para acabar formando con ella una sola conurbación. Aunque su casco antiguo está constituido por características casitas de madera con cubierta inclinada y por pequeñas tiendas de barrio que lo convierten en un lugar acogedor y de escala humana, los sectores más recientes de su tejido urbano han seguido un modelo de ciudad dispersa, donde la vida social gira en torno a grandes centros comerciales y los desplazamientos dependen mayormente del vehículo privado.La separación entre estos dos modelos contrapuestos se hace especialmente tangible a lo largo de la línea de ferrocarril que cruza la ciudad de norte a sur. Las vías segregan drásticamente el sector portuario que se extiende hacia el este, hasta el fiordo de Gandsfjorden, del casco histórico, que queda al oeste. El primero está constituido por inhóspitas avenidas de intenso tráfico rodado y por grandes edificios aislados entre los que destaca un importante centro comercial. El segundo está vertebrado por la vía Langgata, un concurrido eje peatonal, lleno de pequeños comercios, que funciona como una calle mayor. Cerca de este eje había una plazoleta poco reconocible y dividida por tres escalones que reducían sensiblemente su versatilidad y su tamaño.
Objeto de la intervención
En 2008, el ayuntamiento aprovechó el nombramiento de Sandnes como Capital Europea de la Cultura para convocar un concurso internacional de arquitectura denominado Norwegian Wood. La industria de la madera ha constituido tradicionalmente un importante sector de la economía noruega y puede contribuir, a medio plazo, a paliar los efectos del previsible agotamiento de otros recursos naturales del país, como el gas y el petróleo. Con la voluntad de fomentar la industria maderera, el certamen proponía el cubrimiento de la plazuela adyacente a la vía Langgata con un porche representativo que reforzara la vitalidad de la zona y que supusiera una aplicación innovadora y sostenible de la arquitectura lignaria.Descripción
El nuevo porche está constituido por un entramado tridimensional de cabrios de madera de pino laminado con una sección de 90 x 90 mm, unidos con fijaciones de acero y usados indistintamente como elementos primarios y secundarios de la estructura. Los cabrios constituyen un armazón esponjoso, con un grosor uniforme de más de sesenta centímetros que se dobla sobre sí mismo para reproducir un contorno de una icónica casita con cubierta a dos aguas. De día, el armazón tamiza la luz del sol como un umbráculo; por la noche, se inflama como una linterna gracias a una serie de focos que la iluminan en contrapicado. Tanto el paramento exterior del armazón como el interior están revestidos con paneles de cristal solapados y aparejados a rompejunta como las tejas planas de una cubierta tradicional de pizarra. Ello les permite absorber los movimientos diferenciales de la estructura, a la que están fijados directamente, sin mediación de ninguna subestructura de perfiles metálicos. Impresos con una sutil trama traslúcida, los paneles envuelven el armazón de madera y le dan un aspecto abstracto y ligero.El porche está alineado con las demás edificaciones de la vía Langgata, a la que ofrece uno de sus frontones triangulares. El armazón tiene la cumbrera a diez metros de altura y su base se eleva unos tres metros y medio respecto al suelo a través de tres haces de pilares de roble macizo. La concentración de la estructura portante genera un esquema de planta libre que confiere al espacio una gran versatilidad y permite darle usos tan diversos como la disposición de un mercado temporal o la celebración de eventos culturales como conciertos o representaciones teatrales. Bajo el espacio cubierto del porche, se han eliminado los peldaños que dividían el suelo en dos niveles horizontales y se ha depositado un pavimento ligeramente inclinado y tapizado con un mosaico de lienzos rectangulares resueltos con diferentes acabados de hormigón.
Valoración
El nuevo porche de la vía Langgata consolida las cualidades que hacen de esta calle mayor un eje cívico y vertebrador del casco histórico. Se erige en defensa de una ciudad inclusiva y de escala humana, en contraposición al modelo de ciudad dispersa y privativa que se extiende al otro lado de las vías del ferrocarril. Aparte de tener una vocación plenamente pública y desinteresada, ofrece un espacio abierto y versátil que convoca a los ciudadanos bajo un techo cívico cargado de sentido colectivo.Su carácter de refugio traslada a la esfera pública cualidades que habitualmente son propias del ámbito doméstico y lo convierte en una casa comunal. El perfil iconográfico que toma prestado de la tradicional casita con cubierta a dos aguas sin renunciar a la contemporaneidad de su lenguaje formal refuerza con eficacia esta traslación. Pero es por la noche cuando el armazón esponjoso y envuelto por una membrana vagamente traslúcida se inflama como una linterna, cuando ese estallido de cualidades domésticas hacia el espacio público cobra su estado más poético y palpable. Entonces, bajo el efecto de una mágica homotecia, el porche se convierte en un hogar que da calidez al tejido urbano que lo rodea y lo convierte en un espacio tan acojedor como la propia casa.
David Bravo Bordas, arquitecto
[Última actualización: 02/05/2018]
