Estado anterior
El casco histórico de Tallinn era durante la edad media una ciudad próspera, adscrita a la Liga Hanseática y mayormente poblada por alemanes bálticos. El corredor verde que hoy lo rodea sustituye sus antiguas murallas y lo separa de la ciudad estoniana que, a mediados del siglo XIX, se desarrolló en su flanco meridional. A caballo entre ambos tejidos urbanos, una explanada abierta para acoger el mercado de heno y madera irrumpe la continuidad del corredor. El espacio se llamaba plaza de Lenin durante la época soviética y fue bautizado como plaza de la Libertad en 1991, cuando Estonia logró su independencia.A pesar de lo que estos topónimos sugieren, la explanada distaba de reunir los atributos morfológicos y funcionales de una plaza. La mayor parte de su perímetro rectangular, de cien metros de largo por setenta de ancho, no está definida por fachadas alineadas, sino por vías de tráfico rodado, zonas verdes y algún edificio aislado. Así, en el lado sur está la avenida Kaarli, una vía ancha y bastante transitada. Al oeste está la calle Harju, que desemboca directamente a la plaza del ayuntamiento, situada sólo a trescientos metros hacia el norte, mientras que al este hallamos la Jaani Kogudus (o iglesia de San Juan) y los jardines que la rodean. Sólo el lado norte está definido por un frente unitario de edificaciones altas y bien alineadas. Aparte de su inconsistencia formal, la supuesta plaza sólo era usada, en realidad, como aparcamiento superficial.
Objeto de la intervención
El 1998 el ayuntamiento convocó un concurso para dotar de relevancia el espacio y sacar provecho de su estratégica centralidad. Aparte de convertirlo en el principal escenario del festival que la capital estoniana celebra anualmente, había que expulsar permanentemente al vehículo privado para que desempeñara la función de un espacio vestibular que daría acceso a toda la zona peatonal que se extiende por el casco histórico de la ciudad.Descripción
La construcción en el subsuelo de la antigua explanada de un aparcamiento soterrado de doscientas plazas ha permitido liberarla de vehículos y renovarla por completo. Su superficie, que se ha pavimentado con grandes losas de granito de 120 x 300 cm, forma un plano horizontal que se extiende en la base de los edificios alineados en el frente norte. El mobiliario urbano que la equipa, constituido básicamente por bancos de madera y jardineras de hormigón prefabricado, reposa sobre plataformas provistas de ruedas que permiten configurar el espacio de múltiples y diversas maneras en función de las necesidades de cada momento. Libre de cualquier objeto fijo, la plataforma goza de una gran versatilidad que le permite alojar, por ejemplo, un escenario desmontable para celebrar conciertos multitudinarios al aire libre. También pueden desplegarse pavimentos textiles con las líneas normativas de diferentes pistas deportivas para acoger competiciones con público. El lado oriental de la plaza está reseguido por nueve postes de alumbrado de gran altura que dibujan un frente virtual, rítmico y unitario, sin impedir la visión de la adyacente Jaani Kogudus. El lado occidental de la plaza, por el contrario, se abre hacia el corredor verde, en el que se han revertido algunas intervenciones del siglo XIX para dar dignidad y visibilidad a los restos de las fortificaciones y en que se ha reservado un espacio que debe acoger un monumento conmemorativo de la guerra de la Libertad.Por otro lado, la mitad sur de la plaza abandona el plano horizontal para doblarse formando una depresión que se adentra cerca de cuatro metros en el terreno. Una rampa rectilínea recorre diagonalmente esta depresión y la divide en dos sectores escalonados. El sector oriental, que tiene los peldaños más altos y anchos, constituye una gradería, mientras que el occidental es una escalinata que da acceso al AHHAA, el nuevo museo de la ciencia. Este equipamiento está construido bajo el firme de la avenida Kaarli, que forma una losa soportada por pilares de hormigón con forma de seta. Al otro lado de la avenida hay una rotonda de circunvalación triangular que contiene las rampas de acceso al aparcamiento soterrado y que está cubierta con un techo de cristal que proporciona al museo luz cenital. Sobre la losa que cubre el museo hay una parada de autobuses cubierta con una marquesina transparente que recorre todo el frente sur de la plaza. Soportada por perfiles metálicos escuadrados, esta marquesina se pliega formando un paramento vertical constituido por un muro cortina con grandes lunas de cristal de color azul cobalto. Este paramento vidriado da soporte a una gran pantalla multimedia hacia la que se dirige la gradería de la plaza.
Valoración
A través de una serie de decisiones coherentes, la intervención ha sabido resolver sabiamente la incontinencia del contexto urbano y dotar a la explanada de representatividad, de versatilidad y, sobre todo, de una nueva capacidad de retención espacial que, ahora sí, la hace merecedora de llamarse plaza. El frente norte, el único previamente consolidado, ha sido bien integrado y complementado con el plano virtual definido por la sucesión de los grandes postes de alumbrado del lado oriental y con el límite físico resultante del hundimiento de la mitad sur de la plaza.Aparte de generar un paramento vertical allí donde la plaza no tenía un límite construido, esta operación de plegamiento del plano del suelo consigue, con un simple gesto, varios e interesantes beneficios. Por un lado, provee al museo de la ciencia de luz natural y de una entrada representativa que lo pone en relación con el espacio público pese a estar soterrado. Por el otro, genera una sección de gradería que permite utilizar la plaza como un espacio de representación al aire libre lleno de posibilidades. Por último, da soporte al muro cortina de cristal azul que, aparte de proteger la plaza del bullicio de la avenida Kaarli, establece un sugestivo diálogo visual con la plaza. Desde la posición elevada de la parada de autobuses, su transparencia permite la visión general del espacio hundido; desde el nivel inferior y gracias a una sutil inclinación hacia el plano del suelo, su reflectancia retorna como un espejo de esa visión.
David Bravo Bordas, arquitecto
[Última actualización: 02/05/2018]