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El río Gállego fluye en dirección norte-sur paralelamente al casco urbano de Zuera. El curso fluvial, totalmente natural, experimenta bruscos cambios de dirección que provocan la erosión del margen urbano, especialmente en un tramo de rápidos en que el agua choca prácticamente en ángulo recto contra el talud que la separa de una zona de equipamientos de construcción reciente. La aportación indiscriminada y sostenida de residuos comprometía la estabilidad de este talud, también afectado por las periódicas crecidas de un río que muda ostensiblemente su perfil a lo largo del año, al tiempo que provocaba problemas de contaminación ambiental y de impacto visual y ecológico extremadamente negativos. La capacidad hidráulica del Gállego a su paso por Zuera disminuyó considerablemente por la acumulación de gravas aportadas, en diferentes puntos, por las fuertes crecidas vividas en los últimos años, mientras que el cauce fluvial se fue reduciendo paulatinamente, con la desaparición de algunas islas, agravando los problemas de erosión e impacto contra el margen urbano.La recuperación de los espacios inmediatos al río había sido un objetivo largamente anhelado por las corporaciones municipales democráticas del pueblo. En 1990 se construyó un pequeño parque en el extremo norte del río que, pese a estar ligeramente alejado del casco urbano, supuso el inicio de la sensibilización general hacia el corredor natural. En 1996, el Ayuntamiento redactó un anteproyecto de recuperación del lecho fluvial y sus riberas con un doble propósito: la concienciación y la movilización ciudadanas en torno al proyecto y la obtención de un acuerdo con la Confederación Hidrográfica del Ebro, responsable de la cuenca, para dar salida a los problemas de inseguridad del casco urbano de Zuera ante los ataques del río.
Objeto de la intervención
El proyecto debía reconducir la situación de los terrenos entre el casco urbano y el cauce fluvial, durante años utilizados como vertedero incontrolado, y configurar una nueva fachada este en el pueblo, modificando su orientación para abrirla al río, al que tradicionalmente sólo daban las traseras de la edificación perimetral. La inclusión en el proyecto de un espacio público para la celebración de fiestas y actos diversos, entre ellos las corridas de toros celebradas anualmente, con un fuerte arraigo en la tradición local, pero que no contaban con una ubicación permanente, supusieron el crecimiento del interés ciudadano por un proyecto que en sus fases iniciales comportó una intensa tarea divulgativa y docente con los escolares del municipio y de su zona de influencia.Los objetivos perseguidos con la actuación de recuperación del río se plantearon desde diversos ángulos, aunque de forma integrada en un proyecto unitario en el que un equipo de técnicos multidisciplinar estudió, de forma coordinada, desde los aspectos hidráulicos –la protección física del casco urbano y la mejora funcional del Gállego– hasta los de uso ciudadano, con el desarrollo de espacios para diferentes actividades de ocio, deportivas y culturales, pasando por los aspectos ambientales –mejora de la calidad de las aguas y restauración del corredor natural del río– y de ordenación urbana, con la voluntad de incorporar el río como elemento de estructuración del pueblo.
Descripción
Los trabajos para la recuperación del lecho del río y sus riberas se realizaron en las tres plataformas topográficas diferenciadas que a lo largo de la fachada fluvial se escalonan desde el nivel del Gállego hasta la cota del casco urbano: la plataforma de ribera, ocupada por un bosque maduro en relativo buen estado que se inunda completamente por el desbordamiento del río varias veces al año; la terraza intermedia, con escasa vegetación y formada por un grosor que oscilaba entre los cinco-siete metros de escombros y desechos, y la terraza superior, once metros por encima del nivel normal del agua, donde tanto los nuevos equipamientos municipales como diversas edificaciones residenciales, pequeños talleres y granjas existentes se habían desarrollado de espaldas al río.Con un presupuesto limitado para acometer los objetivos descritos y la utilización de buena parte de éste en aspectos no claramente visibles –saneamiento de terrenos, recomposición topográfica para conectar las terrazas, construcción de un colector que atraviesa todo el ámbito para la conducción de las aguas residuales hasta la ubicación de una nueva depuradora, creación de un nuevo escollo y estabilización y plantación de taludes– el proyecto avanzó concentrando al máximo las intervenciones y atacándolas de forma austera, pero rigurosa.
En la terraza superior se trazó un paseo sinuoso de recorrido lento y caprichoso que permitiera bajar fácilmente hasta la terraza intermedia, en la cual, debido a la aridez del suelo de base, se mantuvieron las aportaciones de tierra vegetal acumulada durante años, introduciendo leves correcciones con disposición de finos tendidos de hormigón para dirigir las circulaciones por el parque, alrededor de los cuales se concentraron tanto la iluminación como las nuevas superficies de juegos pavimentadas. El nuevo vial del paseo fluvial, en la cota urbana, reorienta la fachada fluvial hacia el río y supondrá la reforma del frente edificado de la mano de una unidad de actuación pendiente de ejecutarse. La urbanización de la nueva calle con la apertura de nuevos accesos a la zona organiza el ingreso en el parque a través de diferentes espacios públicos de conexión.
En un extremo del antiguo vertedero transformado, en un lugar de forma cóncava, incrustado en un talud convexo que relaciona la terraza fluvial intermedia con el soto de ribera, se construyó un anfiteatro-plaza de toros apto para la celebración de corridas, verbenas, conciertos y actos deportivos, aunque también para tomar el sol, reunirse en grupos o disfrutar contemplando el río y su vegetación. La grada de la plaza, apoyada en el talud de excavación, crece helicoidalmente adaptándose de forma armónica a las rasantes naturales del terreno. Los corrales y el ruedo se sitúan en la terraza inferior y, como durante el nivel alto de avenida del río se inundan varias veces al año, hasta el muro de arranque de la grada de la plaza, se convierten por vía natural en estanques ocasionales del nuevo parque fluvial. Por este motivo también se decidió que las diferentes barreras, así como los montantes y los tablones de las barandas de la plaza, se desmontarían cuando no se celebrase ningún acto que requiriera su presencia, minimizando así los obstáculos al paso del agua.
A través de la construcción de una pasarela sobre un antiguo ramal del río que se recuperó como canal navegable, se dio acceso a un pequeño observatorio en el punto más alto de la isla reconfigurada, donde se habilitó un aula de naturaleza para los programas de educación ambiental municipales, potenciando el valor de la isla como reserva natural. La pasarela, construida como las acequias de los campos vecinos, se formó con una “U” de hormigón sobre unos muros transversales que ofrecen un canto mínimo en la dirección de las avenidas de agua y que rompe su recorrido longitudinal para funcionar como una gárgola en diferentes puntos, posibilitando así la evacuación del agua de la terraza intermedia al canal inferior restituido. Los laterales de hormigón del puente se perforaron para que ofrecieran menos resistencia al paso del agua durante las crecidas.
Las intervenciones en el soto de ribera consistieron en la restauración de algunas de sus partes, la formación de filtros vegetales para laminar las crecidas del río, la mejora del drenaje natural mediante la restauración de las acequias de desagüe, y el sellado de puntos desde los que se realizaban vertidos directos al río. Igualmente se redefinieron los caminos existentes y se crearon otros nuevos para integrar en los restantes itinerarios del parque los nuevos recorridos de las zonas inundables de la plataforma inferior. En las proximidades del Gállego también se construyeron pequeños puentes y se instalaron algunos bancos bajo árboles singulares o junto al curso de agua. Durante las cíclicas avenidas que en invierno y primavera inundan el soto de ribera, irrigándolo para los meses de verano, éste adopta un aspecto completamente diferente para volver a cambiar de nuevo la fisonomía del parque durante la lenta retirada del agua.
Valoración
El nuevo parque fluvial supone la creación de un ámbito de integración física, natural y social, en el lugar de transición entre la trama urbana y el espacio de ribera del río Gállego; dos realidades consolidadas en sí mismas, pero que no gozaban hasta el momento de más contacto que las acciones de agresión reiterada que padecía el medio natural y que perpetuaban su aislamiento respecto al casco urbano. La actuación realizada, desarrollada a lo largo de diferentes terrazas fluviales con una intensidad de actuación que se ajusta exquisitamente a los diferentes lugares sobre los que incide, supone la relectura del río y el inicio de un diálogo entre dos realidades hasta el momento desunidas, hecho que representa un salto cualitativo muy importante en la evolución de Zuera y en su relación con el río.A raíz de las actuaciones realizadas en el cauce fluvial y en el espacio de ribera no sólo se consigue reconducir una situación que amenazaba la integridad del margen urbano, gracias a las mejoras hidráulicas introducidas en la cuenca para la optimización del funcionamiento del sistema fluvial, sino que al mismo tiempo se ha conseguido convertir un espacio abandonado e incierto en un parque público magníficamente equipado que restituye el paisaje del corredor reinterpretando el lugar con una serie de intervenciones de mejora ecológica y ambiental que suponen un nuevo punto de partida para el funcionamiento sostenible de un entorno natural que se recupera para el uso colectivo.
El proyecto, fruto del acuerdo entre diferentes administraciones, ha logrado una síntesis clara y efectiva de la inicial complejidad de objetivos que perseguía, hecho que se manifiesta en la rotunda y bella simplicidad tanto de los mecanismos empleados en la construcción del parque como de las arquitecturas que se integran en el paisaje restituido. Incorporando los niveles de avenida del río y los parajes practicables que en cada estación éste define, las crecidas del río dibujan un parque accesible a diario, aunque cambiante; un mundo que ilustra los procesos naturales del lugar, en medio del eterno retorno del agua.
Mònica Oliveres i Guixer, arquitecta
[Última actualización: 07/06/2023]