Estado anterior
A su paso por Girona, el espacio de río Ter es un elemento geográfico con un impacto cada vez mayor sobre la ciudad. Con los sucesivos crecimientos urbanos hacia la otra orilla del río, iniciados con la implantación de nuevos barrios eminentemente residenciales, el curso fluvial, antes tangente al núcleo urbano, se ha convertido progresivamente en un espacio más central. Este hecho, junto con la necesidad de preservar un sistema fluvial de especiales características biológicas, propició la elaboración de un plan especial que identificó el río como elemento decisivo en la configuración de la ciudad futura.Antes del inicio de las obras, los parajes del entorno fluvial, ocupados irregularmente por usos heterogéneos, presentaban problemas de accesibilidad, fragmentación y abandono. En medio de huertos y habitáculos precarios, las orillas, escasamente conocidas, a pesar de su céntrica ubicación, se percibían como espacios marginales. En el emplazamiento del futuro parque, una de las cuatro actuaciones previstas en el Plan Especial, existían dos ámbitos diferenciados, una zona muy deteriorada que se utilizaba simultáneamente como vertedero de escombros y basura y punto de extracción de gravas del cauce –actividades presentes en distintos puntos del valle fluvial y responsables de su progresiva degradación– y otra con abundante vegetación de ribera.
Objeto de la intervención
El Plan Especial de Protección de las Orillas del Ter incluyó las terrazas del río de todo el término municipal y estableció la necesidad de potenciar y al mismo tiempo hacer compatible la doble función del Ter como corredor natural y parque metropolitano. Con esta finalidad, todo el cauce fluvial y su área de influencia a lo largo de 10,40 km se reservaron como suelo público destinado a ser adquirido progresivamente, de modo que en lo sucesivo las nuevas actividades urbanas pudieran situarse en el perímetro del espacio recuperado para reforzar así su papel estructural dentro de la ciudad.El proyecto del nuevo parque del Ter Central, comprometido dentro de la estrategia y los criterios del Plan Especial, debía iniciar la transformación del río para convertirlo en la espina dorsal de la futura ciudad-región de Girona; los objetivos eran restaurar, por un lado, las características paisajísticas y la biodiversidad del sistema fluvial y garantizar, por el otro, la accesibilidad al cauce favoreciendo la utilización colectiva del parque sin alterar el frágil equilibrio del río.
Descripción
Dado el estado inicial de las riberas fluviales del sector del Ter central, en la actuación se optó por conservar los parajes en buen estado y restituir las zonas degradadas, concentradas especialmente en el espacio en el que existía un equipamiento deportivo. En los límites del parque, a un lado del pabellón existente, se organizó una zona de acceso y estacionamiento exterior tanto para coches como para autobuses que facilitó la llegada en vehículo a la zona. Para definir el cauce y proteger el pabellón y las terrazas del parque de las crecidas del río se construyó un terraplén de pendiente suave cubierto de césped; se descartó así la construcción de un muro de contención cuya altura, considerable según los cálculos hidráulicos, hubiera tenido necesariamente un mayor impacto. Para potenciar el valor del río, de caudal reducido, se decidió embalsar el agua con una esclusa baja que al mismo tiempo ayudara a mantener el nivel de las aguas freáticas que alimentan la Devesa, un bosque cercano.La línea del terraplén construido para la contención de las aguas, la recta del nuevo muelle de pescadores y el eje transversal introducido por el puente de peatones levantado como continuación del muro de una riera existente fueron los tres finos trazos que tejieron los hilos esenciales de una ordenación configurada con pequeños elementos arquitectónicos, masas de árboles y prados. El buscado minimalismo de esta ordenación, patente tanto en la utilización de la vegetación como en el aspecto de las contadas construcciones de servicio diseminadas por el parque, pretendía conseguir la mejor adecuación posible de los distintos elementos nuevos al lugar respetando el carácter del paisaje como bosque de ribera. Los materiales utilizados en el mirador-faro, el puente de peatones, el balcón-observatorio y el núcleo de servicios fueron el hormigón, la madera, los gaviones de grava o la cuerda con contrapuntos como el cristal y el acero inoxidable.
La voluntad de trazar recorridos de enlace entre el cauce y las proximidades del río se concretó con la clara geometría de los itinerarios para peatones y bicicletas y la proyección del trazado del nuevo puente a través del bosque de la Devesa hasta la plaza de les Botxes, recorrido que podría mejorar ostensiblemente la unión entre Fontajau y el centro de Girona.
Valoración
Ya desde sus inicios, en el planeamiento especial, el proyecto del parque del Ter Central se apartó de lo que hubiera podido ser exclusivamente una intervención meramente superficial de vegetación y recorridos para perseguir unos objetivos globales de mayor repercusión a largo plazo. La intervención llevada a cabo representa la puesta en valor de un espacio altamente erosionado tras diversas agresiones directas y años de dejadez y abandono. La recuperación del cauce del río a su paso por la ciudad de Girona ha puesto de nuevo al alcance de todo el mundo un espacio natural de extraordinario valor ambiental para el conjunto urbano.Los ambiciosos objetivos de este proyecto, junto con el resultado obtenido, por un lado, y la simplicidad y delicadeza de su ejecución, por el otro, avalan la experiencia como ejemplo relevante a tener en cuenta al emprender actuaciones de recuperación de espacios fluviales en retroceso en el medio urbano.
Mònica Oliveres
[Última actualización: 14/04/2020]