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28 enero 2015

«En las ciudades contemporáneas, se ha perdido la idea de anonimato»

Espacios compartidos con

[Catalán con subtitulos en inglés | 00:07:28]

La catedrática de Literatura francesa y de Estudios de género habla sobre la pérdida del anonimato en las ciudades contemporáneas debido a la sobreexposición a la seguridad, así como de los habitantes invisibles de la ciudad: los vagabundos.

Publicspace grabó esta conversación con Marta Segarra en febrero de 2014, cuando la catedrática visitó el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) para impartir una conferencia titulada «La habitación, la casa, la calle», enmarcada dentro del ciclo de debates «Ciudad abierta». Segarra explica que, en las ciudades contemporáneas, se ha perdido la idea de anonimato. En este sentido, defiende que la «idea de espacio público está cambiando hoy en día porque los individuos estamos cada vez más expuestos», debido al hecho de que cada vez queremos sentirnos más seguros y, por lo tanto, controlar más todo lo que sucede. Así, persiguiendo la seguridad entendida como «inmunidad» –concepto acuñado por Derrida–, creamos reacciones autoinmunes, «toda una serie de reacciones que nos perjudican más que nos protegen, o ambas cosas a la vez, nos protegen tanto que nos perjudican».

Por otro lado, la catedrática habla asimismo de los habitantes invisibles de la ciudad: los vagabundos, con los que convivimos y que vemos sin prestarles atención. Y es que, lejos de vivir en una ciudad diferente a la nuestra como a veces pensamos, convivimos tanto con ellos hasta el punto de que tienen su espacio privado en el espacio público.

Al elegir su espacio público preferido, Segarra se inclina por los muelles que están junto al río Sena, ya que, para ella, «te transportan en un túnel del tiempo. Tienen una calidad de espacio intermedio, de espacio au bord de, en el límite entre el agua y la ciudad, que le da un toque peligroso, ambiguo, muy bonito». Es el espacio tradicional de los sin hogar parisinos (los clochards), y también se concentran actualmente en él los jóvenes de la banlieue que, puesto que no tienen dinero para pasar su tiempo de ocio, lo usan como espacio de entretenimiento. Así, es para ella «un espacio que es como una quintaesencia de París, de todos los problemas de la ciudad, pero también de toda su belleza y apertura».
 

 

 

 

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