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El Parque Europa, inaugurado con ocasión de los Juegos Olímpicos de 1992, se extiende sobre la losa que cubre el Segundo Cinturón al cruzar la ciudad de Santa Coloma una vez superado el Nudo de la Trinidad y cruzado el río Besós, en dirección Montgat (el Maresme). Antes del paso de esta autopista metropolitana, concluida el mismo año 1992, existía una calle de circulación perfectamente consolidada en el lado del barrio del Centro, pero pendiente de construcción en el lado del sector llamado Singuerlín, zona de construcción masiva iniciada en las décadas de 1950 y 1960, cuya urbanización se encontraba totalmente detenida en los años ochenta. En su conjunto, se configuraba como un área residual y desordenada muy cerca del centro histórico de la población.Objeto de la intervención
Con la intención de que el nuevo cinturón viario no crease una fuerte fisura entre diferentes sectores de la ciudad, se abordó la creación de un gran espacio verde y de ocio en el techo de una gran infraestructura, espacio inédito en una ciudad tan densa como Santa Coloma. Por esta razón, se tuvieron muy en cuenta las relaciones transversales del parque, con el fin de conectar el barrio de Singuerlín, la reserva verde del río Besós y el centro de la ciudad (comunicación de vehículos y peatones que debían cruzar el parque). Cuando se elaboró el programa de necesidades, se dio prioridad a las actividades propias de recreo, incorporando áreas de juegos infantiles (diversificados en zonas específicas con cierta autonomía) sin perturbar la imagen unitaria del parque. La posibilidad de realizar esporádicamente actos festivos, musicales y de representación también se incluía entre los objetivos iniciales.Descripción
Como si de un archipiélago se tratase, el parque se compone de cuatro islas sucesivas. La primera, en el extremo más cercano al río Besós, al no ser lugar de paso obligado, está especialmente destinada a actividades musicales; también es donde se concentra el mayor número y la mayor variedad de especies arbóreas. En dirección hacia el este, el segundo tramo se convierte en el corazón del parque y encrucijada de ejes circulatorios. En uno de los lados se encuentran la escultura Olympia, obra del suizo Paul Suter, y el estanque con tres niveles de agua. La tercera isla se prolonga a partir de una secuencia de rambla transversal y se define por medio de paseos longitudinales (paralelos y escorados) de proporciones más próximas a las de un espacioso-salón urbano, en el que se contempla la posibilidad de instalar eventuales locales de exposición (a tal efecto se han previsto las instalaciones y acometidas pertinentes).La última isla está organizada para captar las necesidades del juego más activo. Se le ha dado un tratamiento basado en la creación de un «vacío» polivalente rodeado por planos inclinados (pavimentados con klinker en la parte de montaña y con parterres de césped y arbolado en la parte de mar) que abocan a un espacio interior que se cierra sobre sí mismo y permite múltiples usos lúdicos y actuaciones con el público situado sobre dichos planos inclinados.Valoración
La iniciativa del parque ha conseguido dar solución a la necesidad obvia de dotar a Santa Coloma de una serie de espacios verdes y equipamientos, tan precisos en una ciudad con tanta densidad. Al mismo tiempo ha servido para mitigar el impacto que suponía la presencia del Segundo Cinturón como elemento desvertebrador. El parque ha venido a paliar un tanto la necesidad de equipamientos y ha contribuido a compensar una trama urbana sumamente compacta. Su centralidad lo convierte en un punto clave en relación al gran uso que de él hacen los ciudadanos.Albert García Espuche, arquitecto
[Última actualización: 02/05/2018]
