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La topografía y la vía del tren interponen una barrera insalvable entre el barrio de La Farigola y el resto de Cerdanyola del Vallès. Situado en la ladera de una montaña, este vecindario periférico queda unos metros más arriba del nivel por donde discurre el ferrocarril. Algo más abajo, al nivel de la ciudad, está el torrente del Riu Sec. Para acabar de complicar la situación, entre la infraestructura y el curso de agua hay unos terrenos que la empresa Uralita, dedicada a la producción de placas de fibrocemento para cubiertas, usaba como vertedero cuando aún se desconocía que las fibras de amianto de este material son muy perjudiciales para la salud.Cuando se confirmó que sus suelos estaban altamente contaminados, el ayuntamiento emprendió una operación de sellado. Durante décadas, sin embargo, el lugar mantuvo un aspecto devastador. En 2009, el consistorio urbanizó una calle que recorre la orilla del Riu Sec con la previsión de que se construyan varios equipamientos escolares y deportivos que prometen aportar mayor centralidad al lugar.
Objeto de la intervención
Ante estas previsiones, se destinó más de un millón de euros a llevar a cabo una intervención que conectara el barrio de La Farigola con los futuros equipamientos y con el resto de la ciudad. Dada la complejidad del emplazamiento, se decidió que, al nivel del torrente, sobre los terrenos contaminados, se abriría una nueva explanada que actuaría como vestíbulo de las dotaciones municipales previstas. Desde ahí, un ascensor y una pasarela servirían para salvar la vía del tren y conectar la plaza con el nivel superior de La Farigola.Descripción
La nueva plaza del Riu Sec tiene una superficie de más de siete mil metros cuadrados. Se estructura en tres franjas de pendientes suaves, siempre inferiores al 6%, que permiten al plano del suelo ir ganando altura para adaptarse a la topografía inclinada del terreno. Están pavimentadas con grandes losas de hormigón prefabricado y las separan taludes intersticiales blandos, plantados con césped o cubiertos de gravas. Esta configuración ha aumentado el espesor de la capa que protege el subsuelo contaminado y ha permitido que se pudieran plantar grandes árboles sin peligro.De la franja superior, arranca una torre de doce metros de altura que contiene un ascensor. En lo alto de la torre, una plataforma que hace las veces de mirador da paso a una pasarela peatonal. Su estructura está constituida por un tablero de latas de madera que cuelga de dos vigas metálicas de casi ochenta metros de luz. Después de salvar las vías del tren, la pasarela aterriza suavemente en el barrio de La Farigola sin haber interpuesto ninguna barrera arquitectónica a las personas con movilidad reducida.
Valoración
A la espera de que los futuros equipamientos confieran a la plaza del Riu Sec la centralidad deseada, el barrio de La Farigola ha quedado finalmente conectado con el resto de Cerdanyola. Además, la pasarela y el ascensor que los unen no se limitan a cumplir una función meramente infraestructural. La potencia monumental de la escuadra que forman abre una gran puerta de acceso a un barrio injustamente desconectado y constituye un símbolo que identifica al vecindario.David Bravo
Traducción de Maria Llopis
[Última actualización: 18/06/2018]
