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  • FINALISTA 2010

MadridRío

Madrid (España), 2009

El soterramiento de un tramo de la autopista de circunvalación M-30 posibilita una intervención de gran escala que recupera el entorno del río Manzanares y lo integra dentro del tejido urbano de Madrid.

Estado anterior

A pesar de su escasa relevancia geográfica, el río Manzanares ha desempeñado un papel determinante en el desarrollo urbano de la ciudad de Madrid, que ha respetado en sus márgenes extensas zonas verdes sin edificar. Justo antes de penetrar en el tejido urbano, atraviesa el Monte del Pardo, un bosque mediterráneo protegido que ocupa más de dieciséis mil hectáreas; a su paso por la ciudad, deja en la orilla derecha la Casa de Campo, antiguo coto de caza de la realeza que, con más de mil quinientas hectáreas, es hoy el mayor parque público de la ciudad; por último, abandona Madrid discurriendo por el Parque Lineal del Manzanares, una reserva natural de más de trescientas hectáreas de superficie.

El valor natural de estos pulmones verdes resultó excepcional a partir de 1926, cuando el tramo urbano del río fue canalizado y ambas orillas perdieron su carácter de espacio agrícola y bucólico donde los madrileños se bañaban, pescaban o lavaban la ropa. Desde entonces, la ciudad se relaciona con el río de forma puntual, a través de una serie de parques públicos de escala más reducida. Los más antiguos son los jardines decimonónicos del Campo del Moro, que salvan el desnivel entre el Palacio Real y el río, y el Parque del Oeste, que hasta principios del siglo XX había sido el principal vertedero de la ciudad.

A pesar de que durante la segunda mitad del siglo pasado aún se abrieron en las orillas del Manzanares algunos parques como el de Arganzuela, el de San Isidro, el de la Cuña Verde o el del Matadero, el crecimiento exponencial de Madrid provocó que en la mayor parte del frente fluvial la ciudad terminara por dar la espalda al río y lo relegara prácticamente a la condición de alcantarilla. La relación se rompió definitivamente en los años setenta, cuando la brecha que el curso fluvial generaba dentro de la trama urbana fue aprovechada para construir el brazo occidental de la M-30, una autopista de circunvalación transitada diariamente por más de doscientos mil vehículos.

Objeto de la intervención

En 2004, el Ayuntamiento decidió enterrar el tramo de autopista que reseguía las orillas del río con un túnel de más de cinco kilómetros de longitud que va desde el Puente de los Franceses hasta el Puente del Rey. Esta obra faraónica hizo que a Madrid se le presentara la oportunidad insólita de contar con una gran superficie libre, de escala metropolitana, con una posición céntrica y con una estructura lineal que le confería la posibilidad de conectar todas las zonas verdes que bordean el Manzanares.

Descripción

Los 750.000 metros cuadrados de superficie liberada por el soterramiento de la M-30 acogen ahora un corredor verde que conecta todos los parques fluviales existentes en el tramo urbano del río, desde el Monte del Pardo, al norte de la ciudad, hasta el Parque Lineal del Manzanares, al sur. Un nuevo paseo de ribera denominado Salón de Pinos resigue a lo largo de seis kilómetros las orillas del río. Se han plantado más de 250.000 nuevos árboles y ofrece exclusivamente a ciclistas y peatones una red de más de setenta kilómetros de senderos.

Dentro del recinto de la Casa de Campo, la orilla derecha del Manzanares riega de nuevo la Huerta de la Partida, un antiguo huerto real donde se han plantado más de ochocientos árboles frutales y que acoge una explanada pavimentada especialmente preparada para celebrar grandes eventos culturales. El derribo del aparatoso nudo viario que cubría el río ha permitido liberar de obstáculos la visión desde este huerto de la cornisa monumental formada por el Palacio Real, la catedral de la Almudena y la Real Basílica de San Francisco el Grande. El Puente del Rey, que había quedado atrapado entre los viales de este nudo, es ahora exclusivamente peatonal y ha sido restaurado junto con otros puentes históricos como el de Segovia y el de Toledo.

Trescientos metros aguas abajo, un ramal de la M-30 que cruzaba oblicuamente el río ha sido transformado en una pasarela ajardinada peatonal y, poco antes del estadio Vicente Calderón, se ha construido otra pasarela, también peatonal y formada por tres brazos que convergen sobre el río formando una Y. La reforma y ampliación de las presas de retención existentes, la renovación de la red de drenaje, la inserción de veintisiete tanques de acumulación de lluvias torrenciales y la mejora de las plantas de depuración de líquidos residuales han elevado considerablemente el nivel de las aguas y su calidad, lo que permitirá próximamente la apertura de una playa fluvial a la altura de El Matadero.

Valoración

Durante la segunda mitad del siglo XX, las ciudades europeas dedicaron ingentes esfuerzos a la construcción de grandes infraestructuras que, como la M-30, priorizaban la movilidad del vehículo privado por encima de la integridad y la continuidad del tejido urbano. El tiempo ha demostrado que el efecto fluidificante que estas vías rápidas puedan ejercer sobre la circulación es breve, puesto que, a medio plazo, su apertura va siempre seguida de un efecto llamada que provoca el incremento del parque automovilístico y su consiguiente saturación. Mucho menos efímeras son, sin embargo, las barreras infranqueables que dejan a su paso y que infligen profundas heridas a la trama urbana.

Intervenciones como la de MadridRío suponen la superación de este modelo erróneo. El río Manzanares ha dejado de ser una barrera para convertirse en una costura que religa transversalmente el tejido urbano y un corredor verde que conecta longitudinalmente los diferentes parques que se asuman a su cauce.

David Bravo Bordas, arquitecto

[Última actualización: 02/05/2018]

Ficha técnica

CIUDAD: Madrid
PAÍS: España
INICIO DEL PROYECTO: 2005
INICIO DE LAS OBRAS: 2008
FINAL DE LAS OBRAS: 2009
SUPERFICIE: 1.100.000 m²
COSTE: 350.000.000 €

Créditos

PROMOTOR:
Coordinacion General de Proyectos Singulares, Ayuntamiento de Madrid

AUTORES:
MadridRío Burgos & Garrido, Porras La Casta, Rubio A. Sala


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