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  • SELECCIÓN ARCHIVO 2002

Urbanización de la Ribera de Uribitarte

Bilbao (España), 2000

Nuevo paseo fluvial en los antiguos muelles de Uribitarte, mejora viaria del entorno e implantación de una nueva línea de tranvía en Bilbao

Estado anterior

El área de Uribitarte es una zona inmediata a la Ría y al ensanche izquierdo de Bilbao. Antiguamente constituía una isla separada del llano de Abando por un brazo del río Nervión. A partir del proyecto de ensanche definitivo de la ciudad, a finales del siglo XIX, Uribitarte dejó de ser la isla que geográficamente había sido para convertirse en una extensión superficial de carácter continuo que sufrió diferentes transformaciones a lo largo de los años, según la evolución urbanística de Bilbao.

Antes de la intervención era una zona degradada de muelles en la margen fluvial, ocupada por talleres y almacenes industriales. Respecto al ensanche urbano, mantenía una diferencia de cota notable sólo salvada en parte por las rampas de Uribitarte situadas en un plano intermedio, en segunda línea del río. La zona también soportaba las instalaciones ferroviarias de la línea Bilbao-Santurzi, de doble vía, así como un aparcamiento disuasorio en el espacio entre las vías y el Nervión.

La localización y el largo desarrollo longitudinal de los muelles de Uribitarte ponían de manifiesto su alto valor estratégico como espacio de transición entre la zona del Casco Antiguo, Sendeja y el ensanche, posibilitando la conexión a su través entre las áreas históricas de la villa y la zona de nuevo desarrollo urbano de Abandoibarra, que con nuevas dotaciones de equipamientos culturales –Palacio de Congresos y de la Música y Museo Guggenheim– y de viviendas constituye un espacio de oportunidad para la configuración futura de los espacios urbanos de Bilbao.

Objeto de la intervención

El Plan General de Ordenación Urbana contemplaba la conversión de la zona de muelles de Uribitarte en un nuevo espacio público para la ciudad y la apertura de un nuevo vial para el enlace con la zona de Abandoibarra desarrollado según una nueva línea de edificación de uso terciario en la fachada fluvial. La continuación de un puente peatonal construido en los últimos años, a través de un edificio singular en proyecto, hasta las rampas de Uribitarte, supondrá acabar con una situación de aislamiento secular entre las zonas del ensanche construidas en ambos márgenes de la Ría.

La desafectación de la Ribera de Uribitarte a raíz de su urbanización debía posibilitar la implantación de una nueva línea de tranvía, la primera de la ciudad después de cuarenta años, para el enlace entre zonas significativas de la urbe en los diferentes barrios.

Descripción

El obligado mantenimiento del servicio de la línea de ferrocarril existente durante un cierto tiempo obligó a realizar el planteamiento del proyecto en dos fases: la primera contemplaría la urbanización entre las vías y el río, y la segunda, la urbanización de la superficie restante, incluida la ocupada por las vías. Antes del inicio de las obras en superficie, se construyó un nuevo colector de aguas residuales hasta la planta depuradora de Galindo. La Unión Europea financió parte del proyecto de urbanización de la Ribera de Uribitarte a través de los fondos de cohesión para mejoras ambientales. La actuación para la recuperación de los muelles como zona verde de uso público se inició con la urbanización de la margen de la Ría optando por una configuración de usos coherente con la imagen tradicional del Campo de Volantín, en la margen opuesta del río, y con el carácter histórico de los espacios portuarios presentes en la ciudad.

La actuación consistió en la formalización de un paseo de ribera a todo lo largo del desarrollo de los antiguos muelles, desde la margen izquierda de la Ría hasta el frente edificado entre La Naja y el Museo Guggenheim. La sección del paseo proyectado definió cinco ámbitos claramente diferenciados: un espacio de muelles junto a la Ría, un paseo arbolado para peatones medio metro por encima del ámbito de los muelles, una zona verde ajardinada central sobre parte de la cual circula el nuevo tranvía, un bulevar para la circulación rodada que en continuidad con la calle proyectada para la zona de Abandoibarra adopta su mismo carácter de vial de baja velocidad, y una nueva acera de cinco metros contigua a la edificación para intensificar el uso de las plantas bajas con fachada al río. Las obras también contemplaban los entroncamientos con el puente peatonal construido en los últimos años.

En el perímetro del nuevo paseo de ribera, los espacios de muelles se concibieron como plataformas lisas para permitir tanto el paseo como las actividades lúdicas vinculadas a la inmediatez del agua. Al igual que en el paseo existente en la orilla opuesta, esta zona de muelles se resolvió de forma diferenciada del tratamiento formal adoptado en el paseo de peatones, pavimentándola con adoquines de granito negro y tiras de mármol blanco. Con objeto de cualificar este espacio, de sección variable, se plantaron dos hileras de árboles –plátanos y negundos– a ambos lados, cuando lo permitía la existencia del muelle situado bajo el mismo; en caso contrario, se dispuso una sola fila de árboles para marcar la separación entre el paseo y el tranvía. A lo largo del paseo se dispusieron pequeñas escaleras y rampas para resolver los accesos entre éste y el muelle a diferente nivel. Tanto en el paseo como en la nueva acera contigua a la edificación, el tratamiento material se basó en pavimentos artificiales hidráulicos y tiras de mármol blanco, y los bordillos y los pretiles se resolvieron con granito y piedra caliza, respectivamente.

Valoración

Los muelles de Uribitarte constituyen un espacio de frontera entre el ensanche urbano y la Ría, desencajado respecto a su entorno. El desnivel topográfico y el impacto del paso de las vías de tren provocaban un doble efecto barrera que teñía de opacidad la relación con el río y la conexión entre ambas riberas. La construcción del puente peatonal supuso un punto de inflexión en la dinámica de esta pieza casi autónoma que, atravesada, ganó visibilidad. El nuevo paseo, sumado al flujo de unión que supuso el puente entre ambas partes de la ciudad, inaugura la posibilidad de disfrutar íntegramente de los muelles a través de un espacio público que con su configuración crea un primer intento de diálogo con una fachada fluvial que tradicionalmente había ignorado un río marcadamente industrial y que se encuentra inmersa en un proceso de transformación y redefinición de usos mucho más extenso.

El paseo completa la conexión transversal del río con nuevos recorridos longitudinales en el perímetro del agua que amplifican la accesibilidad ganada y pueden convertirse en decisivos para la configuración de una primera línea edificada más abierta al río y más permeable con el entorno. La llegada del tranvía, por otra parte, intensifica los nuevos vínculos a una escala superior, posibilitando la unión de diferentes geografías urbanas en un territorio rehabilitado para el ocio ciudadano, al tiempo que se integra paulatinamente en la estructura urbana.

Mònica Oliveres i Guixer, arquitecta

[Última actualización: 02/05/2018]

Ficha técnica

CIUDAD: Bilbao
PAÍS: España
INICIO DEL PROYECTO: 1996
INICIO DE LAS OBRAS: 1997
FINAL DE LAS OBRAS: 2000
SUPERFICIE: 44.116 m²
COSTE: 9.466.280 €

Créditos

PROMOTOR:
Gabinete de Arquitectura Municipal de Bilbao

AUTORES:
Elías Mas Serra, Blanca Brea Ruiz, Francisco Javier Bilbao Aldecoa, Gabinete de Arquitectura Municipal de Bilbao

COLABORADORES:
Alfredo Gastiasoro, Saitec, José Tesán, Mikel Ruiz, Jorge Gómez, ONN Diseño Interior, Restauraciones Siglo XXI S.L., Jordi Henrich, Olga Tarrasó, Astilleros Amilibia

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